Cuando el Dr. Joaquín Balaguer dispuso el traslado de los restos de Pedro Santana al Panteón de la Patria mediante el decreto 1383 del año de 1975, parecía haber olvidado que 25 años antes había lanzado a la estampa su famosa obra “El Cristo de la Libertad”, con la cual pretendía reivindicar la procerosa vida de Juan Pablo Duarte y sobreponerlo a los instantes de lucha bélica que protagonizó el primer presidente Constitucional de la Republica. Era inaceptable que una figura capaz de haber exiliado a Los Trinitarios y anexado la republica a su antigua metrópoli, fuera a parar muchos años después al mismo baluarte donde descansan los restos de algunas de sus víctimas que son hoy, al igual que el traidor de la Patria, héroes de la nación. Llamarle prócer a María Trinidad Sánchez es un insulto a la heroína cuando su asesino lleva consigo el mismo título, como lo fuera para cualquier Trinitario cuando aquel que los proscribiera descansa con igual honor; pero, en definitiva, esas son las contradicciones de nuestro país.
No es aquel hecho el único ejemplo que evidencia el carácter contradictorio que algunas veces caracteriza el comportamiento no solo del pueblo, sino también de nuestras autoridades. El mismo Joaquín Balaguer, presidente de la república en diversas ocasiones, es un ejemplo de aquellas dicotomías. Después de haber colaborado con una de las dictaduras más férreas de la región, y de haber encabezado posteriormente un gobierno caracterizado por el totalitarismo y por la violación constante a los derechos humanos, fue declarado por el congreso nacional Padre de la Democracia Dominicana, desdeñándose así otras figuras como la del Prof. Juan Bosch o la del mismo Dr. José Francisco Peña Gómez.
En la historia moderna de nuestro país, el archirrival del Dr. Peña Gómez fue precisamente Joaquín Balaguer, quien impidió, sustentado en una estratagema bien orquestada, el ascenso al poder del líder perredeista en el año de 1994. No obstante a los acontecimientos ocurridos tras lo que se conoce como “La gran crisis electoral del 94”, el PRD y su líder, Jose Fco. Peña Gómez, convinieron con el oficialismo una reforma constitucional orientando el acortamiento del mandato presidencial a 2 años con imposibilidad de reelección por parte del Dr. Balaguer. En aquel entonces se inició una campaña verdaderamente hostil contra el candidato del PRD. Todos los días, como aduciendo que aquel candidato era de una nacionalidad extranjera, se comenzó a tocar el Himno Nacional a las 12:00pm y se difundió sutilmente en el país una campaña algo racista que encontró resonancia en las palabras pronunciadas por Balaguer en el discurso principal durante el acto del Frente Patriótico del año 1996. En los siguientes términos se expresó Joaquín Balaguer: “Lo que queremos es impedir que el país caiga en manos que no sean verdaderamente dominicanas”.
No obstante a todo eso, a todas las argucias planificadas por Balaguer y de la que fue víctima Peña Gómez; cuando el líder perredista falleció y que sus restos fueron expuestos posteriormente en principal plazoleta deportiva de nuestro país, se dio cita allí el Dr. Joaquín Balaguer y los perredeistas los recibieron con efusivas muestras de afecto, aplausos y cariño… pero así somos a veces los dominicanos, así somos de contradictorios.