La sociedad dominicana había venido dando muestras de grandes preocupaciones por el dominio político del PLD y su conducta política reflejada en la práctica de la impunidad y la corrupción, por parte de su cúpula gobernante. El pueblo libró grandes batallas en contra de este flagelo, a través de la Marcha Verde y otros movimientos sociales.

Ya antes se había librado la lucha a favor de convertir, mediante ley, a Loma Miranda en Parque Nacional. También hubo un gran movimiento de reclamo social por el 4% para la educación. Uno de los últimos movimientos, tan poderoso como los anteriores, lo constituyó la batalla de un amplio movimiento popular en todo el país contra la reelección presidencial.

Mientras todo esto ocurría y tomaba fuerza en el tejido social, la cúpula del PLD se creía dueña del Universo y pensaba que el poder político era eterno y le pertenecía para toda la vida. En ese sentido, los veinte años de gobierno del partido oficial se fueron convirtiendo en una gran pesadilla para el pueblo dominicano. El abuso de poder injusto y despiadado fue provocando una gran reacción popular creciente e incontenible.

Al considerarse dueños absolutos del país, para siempre, la élite política del PLD subestimó la capacidad de lucha y conciencia histórica del pueblo dominicano. Los desaciertos en sus gobiernos y su alto nivel de impunidad y corrupción fueron creando un estado de hartazgo en toda la sociedad dominicana. En todas las clases sociales. Una poderosa fuerza popular de resistencia fue ganando los corazones de los ciudadanos hasta convertirse en una fuerza invencible. El poder político, cuestionado hasta el tuétano por todos los sectores de la sociedad, no despertó hasta que perdió las elecciones del día 5 de julio.

La propuesta de Cambio de Luis Abinader se fue construyendo como respuesta a la crisis del actual modelo político; bajo grandes desafíos y enormes sacrificios, el candidato y todo su equipo fueron desafiando al PLD, que había sustituido al Estado dominicano. El concepto cambio fue adquiriendo una dimensión en el alma popular y se fue universalizando en la cotidianidad de la vida de los ciudadanos de todos los sectores de la vida nacional. El candidato del PRM, por su imagen pública, tradición familiar cívica y patriótica, además de ser un militante de la lucha social, ha logrado encarnar el más poderoso movimiento popular de lucha de la nación por el cambio político.