Con la trancadera obligatoria, no simplemente por el gobierno, sino por las circunstancias, uno comienza a buscar en qué pasar el tiempo en la casa. De mas está decir que se agotan las variaciones del qué hacer y en qué pensar. Mas de un año en una pandemia que es hablar de política opinar de dónde salió, si de un laboratorio de guerra biólogica o un murciélago bailando en una sopa ya simplemente cansa y se comienzan a observar cosas que antes se miraban solo de soslayo.
Y las aves que he observado desde mi balcón en un tercer piso era una de esas conductas a que se acostumbra uno sin poner mucho caso. De pronto noté la variedad de aves y comencé a prestar atención.
Para situarnos, permítanme decirles que vivo en un edificio separado del contiguo por unos 35m y con una franja de árboles. Dos inmensos, una mata de jagua y una de buen-pan que sobresalen de los cuatro pisos del edificio, otra del tamaño del edificio de amapola africana o barquitos junto a una de igual altura de javilla extranjera. Debajo de ellas muchas palmas de jardín ( arecas) las de frutitas amarillas, todas de buen tamaño y crotos y trinitarias densas, así como otros arbustos.
Claro, las aves mas notables son los gorriones, hay muchos y sus nidos adornan todas las plantas y arbustos y hasta los aire acondicionados. Una pareja invadió un hueco en la pared, en el edificio de enfrente, nido de una familia de pájaros carpinteros y tal parece que se sacan del nido unos a otros entre estas dos especies cada par de semanas.
Las ciguas palmeras van y vienen, siempre en pequeños grupos, en el tope de la jagua. A este árbol también viene un pájaro bobo grande. Lo observaba un dia, tranquilo, en el tope de la mata, como quien toma el sol y de repente se lanzó como una flecha al centro de un alto y denso croto y emergió seguido, ni dos segundos, con un lagarto en el pico. Su nombre en inglés, cucú come lagartos, ya se por propia experiencia a que se debe. Me dejó lleno de asombro. ¿Cómo vio ese lagarto en un croto tan denso y desde un árbol tan alto? Y en lo que pareció como el mismo centro del croto. Y llegar directo, en picada (nunca mejor dicho) y en segundos salir volando con su presa. Excelente visión y major cerebelo para tan preciso vuelo.
A la begonia africana, o amapola o barquito, llegan los pericos y algunas cotorras, así como las ciguitas pecho amarillo y las palmeras. A todas las he visto beber agua en sus flores rojizas acampanadas, pero hacia arriba, al día siguiente a una tarde lluviosa.
Tres zumbadores pequeňos, de pico recto, y dos grandes (y de distinta especie) hacen una ronda muy parecida todos los días, alrededor de las florecillas amarillas de la jagua. Aquí también buscan insectos una pareja de cuatro ojos de cuando en cuando.
Uno de mis mayores asombros, y entusiasmo, lo constituye una pequeña bandada de tórtolas ala blanca, unas doce, que todos los días por la mañana visitan. Y esto por la motivación de una amable vecina que coloca comida sobre el techo de la caseta de las bombas de agua. También rolitas, gorriones y ciguas “madam zaga” participan del festín.
Ver de cerca una ala blanca, verla volar silenciosa desde arriba. Con su franja de plumas blancas transversal en la cola y en el centro de la ciudad de Santo Domingo, ¡increible!
En mis años de primera juventud, que caminábamos todo alrededor del Santiago de entonces, dizque de cacería…un día entero con tirapiedras , unos cuatro o cinco muchachos, para cazar ( muy raras veces) una tortola fi-fi -llamada así por nosotros y en todo el cibao por el sonido de sus alas al volar y que aquí algunos que fueron al campo después de viejos llaman tórtola rabiche por su cola puntiaguda- un par de rolitas, tres ciguas y un carpintero (un día de caza exitosa) y solo una vez vimos una ala blanca y volando alto, alto, sobre un sembrado de tabaco luego del Ingenio, ultima parada de guaguas, camino a Navarrete.
Ya lo había leído. En Londres se observan todas las aves de la Isla Británica. Ha habido una mudanza de los campos a las ciudades en muchas partes del mundo. Seguro porque hay mas comida, no las cazan, no hay agricultura tecnificada con insecticidas y (para no dejar la moda) el archi-conocido “cambio climático”, que todos proclaman y pocos entienden. Para comenzar son ecuaciones diferenciales de modelos del clima presente y futuro, y penosamente no he visto a muchos ecologistas y biólogos nuestros manejando ecuaciones diferenciales. Pero bueno…se puede manejar un carro Toyota y no ser ingeniero mecatrónico de la fábrica que los construye, amén.
Llovía una tarde. Todas las aves de mi balcón en el centro de los árboles, cubiéndose de la lluvia y la brisa. Y en el tope de la jagua una tórtola ala blanca en una ramita seca, mojándose. Pensé, por eso dicen los libros que las palomas son, entre las aves, ejemplares tontos. Y aunque el conocer de las palomas mensajeras y de las que entrenó el graduado en letras y mas tarde psicólogo americano B.F.Skinner y que aprendieron conductas, nos parecía que tan tontas no podían ser. Pero ahí estaba mojándose la ala blanca. Aguantaba lluvia y brisa, de espaldas a mi. De pronto levantó un ala, parecía una vela en un bote, recibía asi agua debajo del ala y sobre su cuerpo lateral. Luego giró y se colocó frente a mi, y elevó la otra ala, lavándola por debajo. No me pareció tan tonta.
Dos ruiseñores no faltan, con su canto fuerte por las tardes y el trino de las “madam saga”, las ciguas haitianas, que sobrevuelan a menudo. Por la tardecita, los petigres, una familia entera que a algunos vi nacer en un nido en la javilla extranjera desde el techo del edificio, que esperan por las polillas e insectos nocturnos que cazan al vuelo y por supuesto las golondrinas volando en lo alto anunciando mas lluvia.
Las aves en general, para atenuar los efectos acústicos del ruido antropogénico, varían en su canto hacia frecuencias más altas (en sus notas dominantes), pero el cambio es más amplio si su frecuencia cae en el rango del ruido de su entorno y la especie es de pequeño tamaño. También aumentan su volumen (efecto Lombard) y varían el patrón de duración de su trinar. Claro, entre especies gragarias o sociales el canto es mas complejo que entre solitarias (Behavioral Ecology, 2021, vol áá12, no3:380-385).
Algo curioso. Tanto los gorriones como las tórtolas comienzan a cantar cuando todavía es oscuro, antes del amanecer. Por supuesto no pueden comenzar a las 7 de la mañana cuando el tránsito y los motores inundan toda la capital. Pero, asombrosamente, el ruido del tránsito y su contaminación química atraen a las aves, resultando en una vida en ambientes de mayor complejidad (Behavioral Ecology, 2019). Algunos no recuerdan, y otros no saben, que cuando Trujillo estaba prohibido tocar bocina en las ciudades. Recuerdo que la manifestación de Navidad con Libertad a la caída de la dictadura fue una larga fila de automóviles tocando bocina y hasta hoy! Quizás eso ayudó a nuestras aves a venir a las ciudades también.
Bueno, miremos nuestras aves, observemos algunas de sus peculiares conductas, escuchemos sus cantos a mayor volumen (como hacemos todos con un buen merengue) y quizás, solo quizás, la pandemia se nos hará mas llevadera al admirar la variedad de lo vivo.
También me pregunto si monos y felinos en zoológicos del mundo, y por supuesto los quirópteros y algunas especies domésticas, han dado positivo a la COVID-19, ¿no lo tendrán las aves?… Espero que no, los coronavirus de aves son de otra familia de virus.