Los esfuerzos de las Asociaciones Sin Fines de Lucro (ASFL)  en la construcción del sistema de salud de los dominicanos merecen ser recordados, sobre todo en estos momentos en que parece que cuando se habla de sociedad civil el término queda reducido de manera estricta a la esfera de la incidencia institucional.

Sin la estructura social y participativa de las organizaciones de la sociedad civil que actúan en la prevención, atención e investigación en salud, sería impensable cualquier abordaje sobre la salud en República Dominicana.

La erradicación de la Lepra no fue precisamente el resultado de la acción gubernamental; nadie discute el trabajo de la Liga Dominicana Contra el Cáncer; el Instituto Nacional de la Diabetes (INDEN) ha sido un referente incuestionable, y la respuesta nacional al VIH SIDA sin las organizaciones comunitarias sería un ejercicio inverosímil.

Los programas de salud sexual y reproductiva desarrollados por PROFAMILIA han contribuido a suplir la ineficacia del Estado en ese ámbito; el Instituto Dominicano de Cardiología y la Fundación Corazones Unidos han hecho aportes indiscutibles.

Las organizaciones no gubernamentales aliadas a los organismos oficiales para el control de la aparición de brotes epidemiológicos, han sido clave por su conexión directa con las comunidades donde inciden en la prevención, una epidemia como el cólera no causó más estragos gracias a la acción comunitaria.

Organizaciones como el Patronato Nacional de Ciegos, el Instituto de Ayuda al Sordo, la Asociación Dominicana de Rehabilitación, y el Instituto Dermatológico y Cirugía de Piel, prueban que las ASFL han sido determinantes en la construcción del sistema de salud.

La movilización con poblaciones claves y vulnerables, acción en la capacitación a equipos técnicos y el apoyo de líderes comunitarios ha sido esencial en la promoción en salud.

Las situaciones de emergencia y desastres enfrentadas por Cruz Roja Dominicana, la capacitación en RRHH por Visión Mundial, estudios y materiales educativos hacia la niñez vulnerable diseñados por Plan Internacional, y la consulta en diferentes puntos del territorio nacional de Cáritas Diocesana, constituyen prácticas de cogobierno en la atención a la población.

Países europeos hace tiempo entendieron que las políticas en salud una vez formuladas desde el ministerio, estaban dirigidas para su ejecución con la participación de las organizaciones de la sociedad civil.

En nuestro país la Investigación y Desarrollo ha estado ausente en los planes gubernamentales, limitada en los académicos estatales, tiene en las ASFL investigaciones de corte social y epidemiológico, las que también ejecutan proyectos sobre grupos poblacionales e intervienen en áreas específicas.