Castellanos Verdugo y Orgaz Agüera son los autores de un importante estudio realizado en el año 2013 con los recursos naturales del país, en el cual se afirma que República Dominicana posee un gran potencial para poner en marcha actividades eco-turísticas complementarias al turismo de sol y playa,  aprovechando para ello sus numerosas áreas protegidas.

Teniendo en cuenta que el principal turismo del país es el de sol y playa, los recursos naturales más importantes son el agua cristalina, la vegetación exuberante y la arena blanca y fina de las playas, las cuales están bañadas por el mar Caribe al sur y el este del país, y por el océano Atlántico al norte.

Este estudio se realizó debido a que en los últimos años han aparecido nuevos tipos de turismo alternativos al turismo de masas que se llevan a cabo de forma más sostenible, y muchos de ellos se practican en áreas protegidas. El objetivo del trabajo fue conocer las categorías de áreas protegidas que hay en República Dominicana y sus posibles usos para el turismo.   El resultado mostró que el país cuenta con gran potencial para desarrollar turismo en todas sus categorías de áreas protegidas, ya que son actividades compatibles y contribuyen significativamente al desarrollo de la zona.

Debido a que el turismo se ha configurado como un gran motor económico en el ámbito internacional, que genera nuevas oportunidades para la modernización del destino, tanto en lo económico como en lo social y cultural, para el país era de suma importancia conocer a profundidad sus mejores activos en esta materia.

Es de todos conocidos que en la actualidad se realizan de manera sostenible nuevas formas de turismo, alternativas al turismo de masas, donde el turista tiene en cuenta aspectos como el descanso, el conocimiento de la cultura local y la conservación de los recursos naturales. Esto se debe a que los turistas están más concienciados de las problemáticas medioambientales y a que buscan la autenticidad del destino en su viaje, y que este turismo se desarrolla de forma más sostenible que el turismo de masas. Han sido muchos los autores que han estudiado la sostenibilidad en la actividad turística en las áreas protegidas, lo cual ha sido constatado en la investigación desarrollada por Chávez Dagostino, Andrade Romo y Espinosa Sánchez en el 2013.

De acuerdo a estos estudios, los usos vinculados con el turismo en las áreas protegidas de República Dominicana tienen que ver con la tipología del ecoturismo, caracterizada como una forma de turismo sostenible que busca mejorar el desarrollo socio-económico de las comunidades locales y conservar los recursos naturales para su uso por las generaciones futuras, no obstante en otros estudios se constata que en un gran porcentaje de áreas protegidas no se realizan estas actividades eco-turísticas (Orgaz Agüera, 2012; Castellanos Verdugo y Orgaz Agüera, 2013), están totalmente vírgenes. Por tanto, de acuerdo con estos autores, existe un gran potencial para poner en marcha actividades eco-turísticas en las áreas protegidas dominicanas.

En este sentido, las potencialidades destacadas por el trabajo de campo de estas investigaciones, localizadas en las áreas protegidas o en los límites de las mismas, son: avistamiento de flora y fauna; senderismo; visitas a cuevas con enterramientos y pictografías indígenas; baño en ríos; balnearios naturales; paseo en bicicleta, en botes o kayaks; actividades de degustación de productos gastronómicos, y visitas a zonas patrimoniales y culturales.

La ley que regula el uso de estas áreas es la Ley Sectorial No. 202-04 de Áreas Protegidas, aprobada en 2004, bajo las premisas de la Ley General No. 64-00, del año 2000, sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales. En la ley sobre áreas protegidas se dispone que en todas las categorías de áreas protegidas del país se pueden desarrollar actividades turísticas o eco-turísticas, siempre y cuando se realicen de forma sostenible.

De acuerdo a estos estudios, el país cuenta actualmente con el 25% de su territorio como área protegida, específicamente con 123 áreas, clasificadas en seis áreas de manejo, pero no todas se aprovechan para realizar actividades turísticas o eco-turistas, ya sea dirigidas a los residentes dominicanos o a extranjeros; sin embargo, muchas de estas áreas protegidas tienen gran potencial para el turismo y se localizan en una posición estratégica, es decir, cerca de los grandes polos turísticos del país y de los aeropuertos en que transitan más turistas durante el año.

Entonces, y en conclusión, aunque la ley permite el turismo o ecoturismo en las áreas protegidas, y estas cuentan con diversas potencialidades para ello, la administración pública ( Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ) con competencia para diseñar productos o actividades turísticas en estas áreas no aprovecha tal potencial; sin percatarse que estas actividades ayudarían a mejorar el desarrollo socio-económico de las comunidades locales, pues fomentarían el nacimiento de nuevas empresas y la creación de muchos empleos, y contribuirían a minimizar los índices de pobreza en las zonas cercanas a las áreas protegidas.

Por lo tanto, y en base a estos estudios y a un sin número de recomendaciones y solicitudes, sugerimos la apertura de algunas de las áreas protegidas para el desarrollo del turismo sostenible con  planes de co-manejo bien estructurados para su buena conservación, y así lograr la meta de 10 millones de turistas al año. Proponemos que estas áreas sean localizadas cerca de las infraestructuras necesarias como carreteras y aeropuertos, y otros atractivos turísticos y culturales, además de las excelentes playas que tenemos.

En estas zonas el Estado no tendría que hacer grandes erogaciones, prácticamente solo recibir el flujo de inversiones que se realicen allí y los beneficios que generarán estos proyectos. Sería un negocio redondo, y más para un país pequeño y pobre que debe aprovechar sus recursos naturales e históricos-culturales. En adición, el país aumentaría la producción de alimentos ( frutas, vegetales, etc. ) que al suplir los hoteles se convierten en exportación, y traería mayores riquezas indirectas.