Todo trabajador tiene la aspiración de tener un retiro digno, luego de cumplir por años largas jornadas de trabajo. Pero ¿cómo surgen las pensiones? Estas surgen, según el economista Pedro Grados, en Prusia en el siglo XIX como sistema de reparto, es decir a partir de la creación de un fondo común, para que sirvieran de fondo permanente para los enfermos y personas mayores ya terminando su periodo de vida laboral.

Antes de existir estos fondos las personas debían trabajar hasta que morían y si se enfermaban o llegaban a la vejez, sin lograr ahorro, eran sustentadas por sus familias. Este sistema se extendió por Europa y Estados Unidos, y llegó a América Latina en el año 1924, cuando se estableció en Chile el primer programa de seguridad social que contemplaba una pensión.

En la Republica Dominicana se establece el sistema de pensiones el 9 de mayo del año 2001 a partir de la promulgación de la Ley de Seguridad Social (87-01), anteriormente a esta ley la cobertura previsional se aplicaba mediante el Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) por mandato de la Ley 1896 del año 1948, pero no cubría a la generalidad de la población económicamente activa.

Se plantean varios problemas con respecto al funcionamiento de los fondos de pensiones y se establece que el sistema de capitalización individual no beneficia adecuadamente al trabajador cuando se retira y que debe volverse al tradicional y anterior sistema de reparto. Dicha propuesta se argumenta bajo la premisa de que las aseguradas de fondo de pensiones (AFP), reciben cuantiosas ganancias de los fondos aportados por los trabajadores y las instituciones tanto privadas como públicas, que por ley deben aportar al fondo mensualmente.

La anterior es una propuesta que debe ser analizada detenidamente, pues ¿quiénes administrarán el fondo común dentro del sistema de reparto? Lo lógico es que el Estado a través de la entidad rectora, la Superintendencia de Pensiones, sería la responsable de custodiar e invertir estos fondos para que haya mayor rendimiento de los ahorros de los trabajadores y así puedan obtener cuando se retiren un ingreso digno. La interrogante es hasta dónde se puede garantizar que los sucesivos gobiernos no utilicen estos fondos sin retorno, para cubrir déficits del presupuesto público y por vía de consecuencias pagar deudas internas y externas, a su vez provocar un déficit.

Actualmente se ha agregado un nuevo ingrediente por la ocurrencia de un diputado, argumentando la situación en que ha quedado la población trabajadora a raíz de la pandemia, se le adelante 30% de los fondos ahorrados en las AFP por los trabajadores. Esta propuesta, más que bien, se podría convertir en un problema a futuro para el trabajador, pues eso significa que para cuando se jubile va recibir mensualmente un 30% menos de lo que podría acumular con la acumulación de ahorros como se mantiene hasta ahora. Además, se puede generar un problema en el sistema económico en la medida de que los fondos de pensiones en la Republica Dominicana están invertidos en bonos de participación del Banco Central, uno de los mecanismos utilizados para garantizar la estabilidad macroeconómica, en bonos soberanos emitidos por el gobierno para cubrir déficit del presupuesto público, así como en otros instrumentos de inversión.

Un problema que se plantea en los fondos de pensiones es que, en comparación con el número de personas del segmento envejeciente son deficitarios, y esta situación se profundiza aun más en la medida que aumenta la esperanza de vida al nacer, eso quiere decir a partir de la edad en se les paga la pensión a las personas beneficiarias hasta su fallecimiento.En la medida que el jubilado dura más de años de vida, el fondo general no alcanza para prolongar los años en los cuales se paga esa pensión. Es el problema que se enfrenta en Europa, donde  al esperanza de vida al nacer de sus habitantes ha sobrepasado ya los 80 años. El desafío se extiende a otros países, entre ellos a la Republica Dominicana, correspondiéndole a los trabajadores más jóvenes activos cargar con la cobertura del déficit de fondo de pensiones. Este este es un rompecabezas que, de no buscarse mecanismos de solución, puede convertir en un problema mayúsculo.