Con bombos y platillos se ha anunciado la aprobación en el Senado de un proyecto de ley que “disminuye las ganancias de las AFP”. Es el mismo proyecto -con ligeras modificaciones- que se introdujo en febrero de 2019 y que, luego de un arduo debate durante meses, perimió. Hace poco fue reintroducido para ser aprobado con urgencia.
Hemos dicho que la fiebre no está en la sábana, sino en lo que ha sido cambiado de raíz en la mayoría de los países donde este modelo fue impuesto. Manejar las pensiones como una mercancía para el negocio financiero; la capitalización individual que da a las personas una pensión y un monto según su valor de mercado y no sus derechos, condenando las grandes mayorías a la miseria, sean trabajadores o empleadores; y el inmenso poder económico y político alcanzado por las AFP y los bancos en base a un dinero que no les pertenece, usado para endeudar al país con casi cero riesgos.
Ahora, dicho lo anterior, volvemos a afirmar que no es cierto que vayan a bajar las ganancias. Está clarito: cobrarán una comisión aparentemente más baja (de un 25% a un 0.75%), pero no lo harán de la rentabilidad como hasta ahora, sino de los fondos totales administrados. Truco para bobos. Van a ganar más y además con más estabilidad y seguridad.
Las utilidades (ganancias) de las AFP dependen de los ingresos que reciben, es decir, a mayores ingresos mayores utilidades. Hasta ahora, al depender en gran medida de las volatilidades del mercado financiero, sus ingresos fluctúan y también fluctúan las ganancias. Para librarse de este “dolor de cabeza”, tienen que asegurarse ingresos estables y cada vez mayores, año tras año. Eso se logra cobrando una comisión que no sea sobre la rentabilidad de los fondos sino sobre los fondos mismos.
Hasta hoy, como la comisión que cobran depende de la rentabilidad, entre un año y otro pueden ganar más o menos, dependiendo principalmente del rendimiento de los fondos y de las tasas de interés de los certificados de depósito en la banca comercial. La llamada Comisión Anual Complementaria -que bajo el esquema actual representa la mayor parte de sus ingresos- depende de estas variables. Por ejemplo, entre 2014 y 2018, tanto los ingresos como las utilidades de las AFP fueron positivos pero variando a la baja.
Con el esquema nuevo, que disminuye la comisión a un 0.75% pero sobre el total de los saldos administrados, verán la gloria. Consiguen un bajadero mediático a su escandaloso negocio, aparentan compasión y generosidad, mientras engordan más aún y no se toca nada importante en favor de la gente. Eso se llama poder.
Para estimar los ingresos que recibirían las AFP entre 2020 y 2029, hemos supuesto que los fondos crecerían a razón de 15% anual, siguiendo el patrón observado hasta ahora. Con esta estimación, los ingresos operacionales de las AFP pasarían de 4 mil 787 millones de pesos en 2018 a 16 mil 876 millones en 2029. Más que el triple en diez años.
Aunque se irá reduciendo el porcentaje aparente de la comisión hasta 2029, dado que los fondos de pensiones estarán en continuo crecimiento y ya no dependerán de fluctuaciones del mercado, los ingresos de las AFP y sus utilidades serán, lógicamente, cada vez mayores. El resultado que hemos calculado es que si de 2004 a 2018 las AFP se ganaron 33 mil 496 millones de pesos, entre 2020 y 2029 se ganarían 47 mil 748 millones. ¡Vaya forma de “bajar ganancias”! ¡Qué siga la fiesta!