Considero como una deslealtad hacer estudios especializados en el exterior y luego retornar para identificarse pública y profesionalmente con el partidismo prevaleciente en el país. Aunque tengo mis preferencias siempre he querido no alardear de ella a sabiendas sin embargo que en determinados casos su abierta confesión ha reportado a no pocas amistades beneficios económicos jamás soñados con el ejercicio de su especialización. Este artículo será mi primera incursión en estas inciertas aguas.

Antes que nada debo reconocer que el hastío, el tedio de la población por el predominio del más de lo mismo en los últimos 16 años suscitaron en campos y ciudades el justo deseo de una renovación. También es posible que, así como el PLD se dispuso la desarticulación del PRD y el PRSC -lográndolo-, líderes de la oposición concibieron esta vez su desestabilización, y quizá algunas de las plagas que lo descoyuntaron fueran por lo bajo fomentadas por sus adversarios.

Hace aproximadamente un año y pico pensaba que la repostulación del presidente Medina para un nuevo período presidencial 2020-2024- era una garantía de triunfo para el Partido de la Liberación Dominicana, pero lo ocurrido el pasado domingo 5 de Julio me invitó a reflexionar sobre las probables causas del naufragio comicial de esta organización política las cuales intentaré esbozar y explicar a continuación.

Así como en el antiguo Egipto el Dios de los hebreos castigó al faraón y su corte con la ocurrencia de las célebres plagas -invasión de ranas, piojos, peste en el ganado, de langostas y saltamontes entre otras -por su negativa a satisfacer los reclamos de Moisés y Aarón a favor de la liberación de los esclavos hebreos, de igual modo la incidencia de siete plagas impidió la victoria electoral del denominado partido morado.

Por orden cronológico la primera llegó hasta con nombre propio ODEBRECHT que involucró además a miembros de otros partidos. El ver en la sala de audiencias del Palacio de Justicia cabizbajos y humillados a varios de sus dirigentes y de su funcionariado por imputaciones de sobrevaloraciones y sobornos en relación a la termoeléctrica de Punta Catalina, la generalizada percepción de la teleaudiencia nacional -no obstante su absolución- fue la de una culpabilidad que pronto se la cobraría comicialmente.

Por su coherencia organizativa sus líderes pronosticaron que aquí había PLD en el poder hasta el 2040. La deserción de Leonel echó por tierra este promisorio vaticinio mostrando así su vulnerabilidad. Este último creyó que arrastraría en su huída a una buena parte de su membresía, pero se equivocó – apenas alcanzó un 8.8 del total de votantes-. Un amigo chistoso me comunicó que su hija, en lugar de poner en las redes lo que dijo, debió referir esto: “Papá, tú los pusistes y junto con ellos también te hundes”.

Aunque por razones atendibles la conversación telefónica entre Pompeo y Danilo no fue revelada, sus consecuencias para que este último desistiera de sus aspiraciones continuistas fueron muy bien comprendidas por la población. Instigado o no por la oposición política local, esta solicitud / mandato del canciller norteamericano fue un duro golpe para el PLD, pues una cosa era decidirse por un candidato experimentado, diestro en los tejemanejes criollos, en lugar de otro que hacía su debut en estas torticeras actividades.

La cuarta plaga fue la abrupta interrupción de las elecciones municipales que se celebraron el pasado 16 de febrero. Al no ser la oposición la causante sino un organismo gubernamental como la Junta Central Electoral, los dominicanos entendieron que fue el gobierno del PLD el responsable, añadiendo la vox populi algo no comprobable y que nadie podía saber: que el PLD estaba perdiendo y por eso la suspendieron. Esta abortada consulta y el ignorarse aun su verdadera motivación, le hicieron mucho daño a su pretendido continuismo.

Por primera vez en este siglo fui realmente impactado por una voluntaria y hasta folclórica protesta cívica contra el PLD como fueron los cacerolazos barriales. No conformes con un espontáneo repudio juvenil en los aledaños de la Plaza de la Bandera en la capital, la cacofónica, insistente y precisa -a las 8 pm- percusión de los cacerolazos en todos los sectores de la ciudad, se recuerdan ahora como la oración fúnebre de la debacle que las encuestas auguraban.

Convocado y quizá enviando por un mensajero del Infortunio en nuestro caribeño rincón, hizo su entrada a mediados de marzo la pandemia del Coronavirus. Si en verdad las medidas restrictivas implantadas por una comisión gubernamental eran las correctas para su contención, la indisciplinada y medalaganaria población que nos gastamos las violaba, transgredía, esperando vengarse en las urnas de las incomodidades y molestias que la Comisión, para su protección, les ocasionaba. Cuánta ironía por parte de los desaprensivos.

Por último y ya cuando el PLD estaba impopularmente pegado a las cuerdas, como se dice en el argot boxeístico, desaparece en la JCE de Santiago la respetable suma de 37 millones de pesos destinados a los desembolsos comiciales. Decir que el gobierno los aportó de inmediato y que la celebración regional de la consulta no peligraba, era hacerse de la vista gorda de la real implicación de la estafa: poner en entredicho la responsabilidad moral de sus custodios, o sea, el gobierno. Al suscitarse este desenlace final el KO del PLD estaba ya cantado.

Quiero finalizar este lóbrego y plaguicida artículo felicitando en primer lugar a mi ex- alumna en la Escuela de Medicina Veterinaria de la UASD la Doctora Degelia Gómez por su docta intervención televisiva sobre el COVID-19 y los virus en el programa de Julio Hazim. Qué sorpresa más agradable. También anunciarle al país que hace año y medio se encuentra estudiando en Nebraska, USA, la Ing. Agrón  Rosalba Rodriguez Peña del Ministerio de Agricultura quien está preparando un Doctorado en Virología Vegetal que nos servirá sin lugar a dudas de mucha ayuda.