Como cada año, el 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, estatuido por Las Naciones Unidas (ONU) en la Conferencia de Estocolmo, Suecia en 1972. Además, se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La intención de la ONU, estuvo justificada en el deterioro de las condiciones ambientales de la época al tiempo de sensibilizar a la población en general y en particular, a los tomadores de decisiones que de una u otra forma, contribuyen al deterioro ambiental o no cumplen la misión de evitar, reducir o mitigar los impactos negativos.
Hoy 44 años después, mayores son las razones visibles de la degradación ambiental, hasta el punto que toda la humanidad está en peligro y también el Planeta Tierra, con todas sus implicaciones negativas, para todas las especies.
El Calentamiento Global que está induciendo el Cambio Climático, incremento en el nivel del mar, reducción de la diversidad biológica, la contaminación de todas las fuentes acuíferas, incluyendo los océanos, representan evidencias suficientes para actuar individual y colectivamente, para frenar esa tendencia.
Como parte de los esfuerzos para elevar la calidad del medio ambiente, los desechos sólidos generados por la población y que representan una fuente de generación de plagas y enfermedades, se está implementando las conocidas 3Rs ecológicas -reducir, reusar y reciclar-. Es decir 3Rs implican, demandar menos productos en unidades y volúmenes (menos plásticos, vidrio, metales, químicos, etc.); Alargar la vida útil de lo que ya tenemos, dándoles usos alternativos; Y volver a su estado cuasi original los materiales que ya han sido utilizados o no pueden continuar usando, porque son desechos.
Para tener éxito en la utilización de las prácticas de las 3Rs, no es suficiente enunciarlas sino lograr que se cree la cultura de su la práctica. Pero, la cultura de la práctica de las 3Rs se logra con un efectivo plan educativo tanto en las zonas urbanas como rurales -verbigracia de los centros comerciales que han dejado de suministrar fundas plásticas a sus clientes o que sean biodegradables-.
Es vital que se enseñe tanto al individuo como la familia, a clasificar los desechos sólidos como: 1) Biodegradables – desechos orgánicos, papel de periódico, revista, cartones, 2) No biodegradables -plásticos, metales, vidrio, y 3) Desechos peligrosos – desechos medicos, quimicos, etc.- Dichos desechos deben depositarse en envases apropiados y diferenciados por colores, en las unidades familiares y en los centros comerciales y lugares público accesibles.
Con los desechos sólidos, debidamente clasificados y recolectados, deben habilitarse previamente, centros de acopio para su reciclaje y reutilización -claro, con la instalación de las maquinarias apropiadas-. Sería muy conveniente que los ayuntamientos del país, pongan en marcha una iniciativa como la de las 3RS que al tiempo de contribuir con la salud de sus munícipes, pueden hacer un manejo rentable económica y políticamente en cada uno de ellos. Así se inicia una cultura de manejo de desechos sólidos, que indudablemente ayuda a elevar la calidad de vida de la gente y al bienestar y salud del Planeta Tierra.
Ojala hagan caso!