Una mirada rápida a la situación de América Latina, emite varias señales de alerta en torno a la situación interna de cada país, del marco regional y las expectativas de integración; pero más aun, esta breve toma de pulso pretende mostrar trece aspectos de la región y cómo interactúan entre sí.

Democracia: Es necesariamente la  primera D de este diagnóstico. Ya que sigue siendo, con todo y las disidencias y el aparente crecimiento de la ola de las izquierdas en países como Venezuela, Ecuador y el mismo Brasil, sigue siendo el sistema político al que se adhieren la gran mayoría de los países del Hemisferio Occidental. Como sistema político es innegable que atraviesa procesos de cuestionamiento y necesidad de reenfoque, además de la insatisfacción creciente por la “Democracia Distante”, que se mantiene desconectada de las realidades nacionales.

Derechos: Estos son consustanciales a la Democracia como sistema político. Democracia es o debe ser Derechos. En tal sentido se ha fortalecido en la última década el Estado de Derecho, y se ha afianzado el paraguas Constitucional y legal  de las instituciones democráticas.

Desarrollo: El desarrollo sigue siendo una tarea pendiente para América Latina. Los indicadores de pobreza y el Índice de Desarrollo Humano, nos mantienen en posiciones de bajo rendimiento y el fantasma del Tercermundismo sigue como sello distintivo en la mayoría de nuestros países. Sobresalen, Brasil, Chile, Argentina y un  Perú bastante recuperado.

Demografía: América Latina aporta un elevado porcentaje del actual crecimiento poblacional mundial. Falta de controles de natalidad nos convierten en una región de crecimiento poblacional sostenido y creciente, sin controles de natalidad efectivos, los cinturones de miseria y los barrios se llenan de huérfanos funcionales que irán a engrosar las filas de la delincuencia común víctimas de la falta de oportunidades.

Desempleo: La región tiene actualmente un índice de desempleo de 6,7 según datos de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, tomando en cuenta las variables, es decir si el trabajo es rural o urbano, el género y su relación con el salario, el trabajo manual o especializado y otros. El índice de desempleo comenzó a reducir desde 2011, según informes de la CEPAL.

Desigualdad: América Latina es la región más inequitativa de la Tierra. Las diferencias sociales y económicas son muy marcadas en países como Haití, por ejemplo, donde ha desaparecido la clase media. En la América del Sur, por ejemplo, se registra un fenómeno con base histórica, en el sentido de que la clase dominante y que detenta los medios de  producción y que a su vez está emparentada, o detenta por sí misma el poder político, repite el modelo de explotación-discriminación que le ha servido de base de sustentación a sus mismos poderes. La desigualdad es compleja y comienza por razones históricas, raciales, de acceso a bienes y servicios, de preparación técnico profesional, de ostentación de riqueza y otros factores.

Deuda: Debido a factores de la tardía industrialización de América Latina y la falta de tecnologías innovadoras, la región se ha quedado rezagada, aun con la excepción de Brasil con su fábrica de aviones comerciales, de combate y misiles balísticos. El acceso a créditos internacionales ha engrosado la deuda externa y la ha hecho “eterna”. Algunas administraciones han basado su economía en las partidas de endeudamiento, descuidando la exportación de “comodities”, la explotación agrícola y manufacturera y la captación de divisas por la venta de bienes y servicios.

Deforestación: Mapas satelitales tan recientes como de hace diez años, muestran de cómo la región se está deforestando aceleradamente, como paso previo a la desertificación. La cuenca del Amazonas, que administra Brasil, y sus fronteras con diez naciones, conservan la mayor reserva de agua potable del planeta, sin embargo, legal e ilegalmente se están explotando sus vastísimos recursos maderables para la exportación y el consumo interno. Esta amenaza ya la sufrió Haití, por las mismas causas y razones, en un proceso que comenzó desde los tiempos del colonato Francés.

Desastres: Los desastres que mayormente afectan a la región son naturales. Como seguimos libres de armamentos nucleares en América Central y del Sur, no tenemos amenazas directas que temer, habida cuenta del arsenal nuclear norteamericano. Los ciclones han salido ya de la temporada habitual debido al cambio climático. Derrumbes, deslaves y alguna que otra actividad volcánica también se registran en la región.

Déficit: Sencillamente explicado este rasgo tan importante de la Economía, se comprende como “cuando no se tiene todo el dinero que se necesita o se quiere tener”. Así de sencillo. Por ello América Latina es un región de déficit de toda clase y tipo de déficits: Presupuestarios, en la balanza de pagos,  de producción y exportaciones, entre otros.

Defensa: La defensa no debe verse como un gasto, sino como una inversión. Puede alegarse la falta de amenazas y la superación del marco de la guerra fría. Sin embargo hay que aceptar, aunque a veces duela, que la defensa y la seguridad ciudadana son componentes del desarrollo nacional. Una nación en franca mejoría económica, comienza por aumentar la inversión en defensa. Ninguna Nación del hemisferio teme a la posible invasión armada de algún vecino. El diferendo entre Bolivia y Chile por la salida al mar, por ejemplo, está en manos de la Corte Internacional. Aun así la defensa ha sido colocada en su justo lugar, dentro de las estrategias de desarrollo nacional.

Delitos: En las dos últimas décadas se ha registrado un aumento sin precedentes de la actividad violenta, delictiva y criminal en América Latina. La Declaración de Seguridad de las Américas, México, 2003, ya cumple diez años, y, las nuevas amenazas que registra: Narcotráfico, Crimen Organizado transnacional, Trata de Personas, por ejemplo, han aumentado a lo largo de esa década. Las agencias de lucha contra el crimen han aunado esfuerzos y han aumentado la cooperación internacional y el intercambio de información. Aun así esas amenazas, constituyen el reto más importante de seguridad para la región.

Drogas: Bolivia y Colombia, producen la gran mayoría de la Cocaína mundial, ya sea en pasta base o procesada en laboratorio. Los Estados Unidos consumen, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, entre un cincuenta y un setenta por ciento de esa Cocaína. Estas dos situaciones marcan la realidad de las drogas en el Hemisferio Occidental: Aquí está la de la mayor producción  y el más grande mercado para las drogas. Los esfuerzos para atacar el tráfico ilícito internacional y el consumo local constituyen los dos frentes fundamentales, de las agencias antidrogas de la región, apadrinadas por la Administración Antidrogas de los Estados Unidos. Aun así, el problema se ha recrudecido y la llamada guerra al narcotráfico ha llegado a ser la gran causa perdida.

Este breve diagnóstico, es una especie de toma de pulso o apreciación del termómetro de las realidades de la América Latina. No se trata de una imagen invariable, sino un comentario de la situación actual en  esas trece D fundamentales para el desarrollo y la gobernabilidad en el Hemisferio Occidental.