Recientemente México celebró una consulta popular con la intención de obtener la aprobación ciudadana para poder juzgar a expresidentes que sospechosos de haber cometido delitos. Parecería que con esta hazaña esta nación le está enviando un mensaje de esperanza al resto de Latinoamérica; pero no es así, es todo lo contrario.

En medio de la crisis actual, los gobiernos latinoamericanos y de las sociedades avanzadas perdieron la capacidad de respuesta para mitigar el fuerte impacto se ha provocado esta crisis de salud; lo menos que se necesita en la actualidad es un ejemplo de “honestidad administrativa” de hechos que se cometieron en el pasado y que el actual mandatario pretende solucionar.

México, que al igual que el resto de la región, tiene un largo historial de impunidad siendo el “hogar” de las principales organizaciones criminales asociadas al narcotráfico y enfrenta problemas de inseguridad, pobreza, desigualdad, corrupción, injusticia, desempleo.

Como la mayoría de los gobiernos de la región, el mexicano ha sido incapaz de responder con efectividad ante la pandemia y ahora pretende procesar a los políticos por temas asociados a la corrupción del pasado.

Mientras los niveles de incertidumbre van en aumento, cuando todos los problemas que experimenta la región se han complicado, un plebiscito es el ejercicio menos comprometedor de la gestión de “AMLO”, como se le conoce popularmente al presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien se esperaba mucho para dirigir  a México por nuevos senderos.

Lejos de un ejercicio de transparencia, el presidente López Obrador lo que realmente busca es esconder los reales problemas que su administración. Este ejercicio democrático está completamente fuera de orden. La consulta popular del pasado primero de agosto, fue un chiste de mal gusto.

La consulta popular es un mecanismo de participación ciudadana, pero AMLO no logró que participara ni el 8%. Sin embargo, el oficialismo trató de vender la idea de que la consulta fue un éxito. Las críticas no se hicieron esperar. No faltó quienes le recriminaran al gobierno mexicano gastar dinero en esa consulta, mientras faltan vacunas para enfrentar la pandemia de Covid-19.

Los males sociales que experimenta la nación mexicana son muchos. En un país con grandes empresas y un notable desarrollo industrial, persisten la pobreza y las desigualdades sociales profundas.

La intención de investigar  y someter a expresidentes sospechosos de haber incurrido en hechos de corrupción, es buena, pero no suficiente, y mucho menos oportuna.