Todos tenemos derecho a protestar y a loar un candidato determinado, pero nadie –ni uno ni otro– puede alterar el orden público. Pensemos en el desbarajuste que se armaría si, con el propósito de defenderse o repeler cualquier provocación, el expresidente Hipólito Mejía, Miguel Vargas, Luis Abinader, Francisco Javier García, Guillermo Moreno o cualquier aspirante presidencial se hacen acompañar de civiles armados.
Ha sido sorprendente lo de los paleros en una actividad de Leonel Fernández, un político exitoso con fama de civilista, muy educado y alumno aventajado del profesor Juan Bosch.
No quisiera imaginar a Bosch –un presidente humanista que prefirió que le dieran un golpe de Estado porque se negaba a reprimir a los comunistas– contratando vándalos para que impongan el caos.
Claro, el Partido de la Liberación Dominicana de estos tiempos es la antítesis de la organización que fundó Bosch en 1973 con gente honrada y progresista. “Era la crema innata de lo peor de los barios. ¡Esos nunca supieron quien fue Juan Bosch!”, dice el periodista Franklin Guerrero en su fotocrónica en el programa de Nuria Piera. Se refería a las turbas que fue llevada a un encuentro entre empresarios y Fernández, donde hombres armados con palos agredieron a los reporteros de Acento.com.do, Juan Camilo Cortés y Esteban Morales, Nehemías Alvino, de Diario Libre, y a Willy Jiménez, de Antena Latina.
El precedente de llevar turbas a una actividad nos hace ver las páginas más negras en la historia de la democracia en el mundo.
Por ejemplo, los temidos “Camisas Negras” organizados por el dictador italiano Benito Mussolini dentro del partido fascista. Estos armados de palos, cuchillos, machetes y armas de fuego se exhibían en actividades públicas para sembrar el terror, la intimidación y el asesinato contra sus oponentes.
Igual de funestos, como versión de las “Camisas Negras”, fueron los grupos de delincuentes utilizados por Adolfo Hitler para imponer el terror entre judíos y los enemigos dentro y fuera del Partido Nacional Socialista Obrero.
Pues, “no es buena idea apostar grupos de vociferadores armados de palos para mostrar apoyo. Pero peor idea es permitir que esos mismos individuos agredan a la prensa y a grupos con todo el derecho a manifestarse. Un ataque puede atribuirse a un exaltado. Cuatro periodistas agredidos es un plan”, escribió Inés Aizpún, subdirectora del Diario Libre.
Aizpún sigue diciendo: “¿Debe la prensa protegerse en las actividades de Fernández? Nunca ha sido así y no debería ser en el futuro. Durante su apogeo político Leonel cultivó esmeradamente sus relaciones públicas, trabajó incansablemente su reputación internacional, hizo famoso el manejo peledeísta de la percepción"…
Indiscutiblemente que el llevar a personas armados a una actividad de Leonel fue un desliz, si lo que se quería era evitar que opositores deslucieran el evento, como ocurrió en Nueva York, para eso está la Policía y la propia seguridad del PLD.
El director del periódico Diario Libre, don Adriano Miguel Tejada, advierte, con gran propiedad, que no hay dudas que la campaña electoral para el 2016 girará en torno a Leonel Fernández. Y agrega: “Las salvas de estos días así lo demuestran”. Yo añado que lo que viene es muy duro. Es la lucha por el poder. Los errores se pueden pagar caros.