El sábado 27 de julio el papa Francisco se despidió de los estimados 3 millones de personas que lo acompañaron para celebrar el Día Mundial de la Juventud.  La selección de Brasil fue bien pensada, dado que éste es el país del mundo con más católicos.  Los organizadores del evento estiman en cerca de 3 millones el número de participantes.

Una de las preocupaciones prioritarias del nuevo papa fue formulada en su discurso dirigido al episcopado brasileño. Francisco los culpó de no haber parado el “éxodo” de católicos hacia Iglesias fundamentalistas evangélicas y pentecostales.  De acuerdo a datos censales del 2000 al 2010 el número de católicos brasileños disminuyó de 125 millones a 123 millones.  Durante ese período, los protestantes evangélicos y pentecostales aumentaron de 26 millones a 42 millones.

El evento sirvió de plataforma desde terreno latinoamericano para lanzar los lineamientos pastorales y doctrinales del nuevo papa.  Muchas de sus medidas tienen el objetivo de aumentar la competitividad del clero católico haciendo una opción por los pobres, retomando así el meollo de la teología de la liberación condenada por los dos papas que le precedieron.

De aquí su mensaje a los obispos de que sean “hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior… sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida ", que no tengan psicología de príncipes, que no sean ambiciosos.  Como veremos más adelante, este mensaje va para toda la Iglesia, revisando la teología de la liberación para despojarla de sus orígenes anticapitalistas y de la búsqueda de un sistema alternativo socialista.

En términos generales el papa busca renovar la Iglesia Católica Romana, agotada por los escándalos de pederastia y de corrupción interna, en sociedades con procesos crecientes de secularización.  En Europa, el éxodo católico romano ha sido mayor que el creado por el avance de iglesias protestantes fundamentalistas de origen estadounidense en la América Latina.  Fue la fatiga y decadencia de la iglesia en Europa la que provocó la renuncia de su predecesor, hecho atípico ocurrido por primera vez en los últimos 600 años; y también la que determinó la elección de un papa conservador pero latinoamericano, surgido de poblaciones donde la realidad la definen intelectuales no precisamente religiosos con el vocablo acuñado de realismo mágico.[1]

Principales planteamientos del Papa

1) Evangelización integrista. Francisco apela a esa creatividad brasileña para crear el integrismo de todo lo humano con la fe cristiana.  No usó el término religiosidad popular, por el referente implícito al sincretismo del catolicismo con las creencias indígenas y africanas de las poblaciones explotadas por el catolicismo europeo. El referente sincretista es odioso en otras latitudes del catolicismo romano. Francisco lo describe como hacer crecer la humanización integral y la cultura del encuentro y de la relación es la manera cristiana de promover el bien común, la alegría de vivir…[2]

2)  Opción por los pobres y justicia social a través del diálogo constructivo.  Francisco planteó la tesis de la Teología Latinoamericana de la Liberación: la opción por los pobres.  Para alcanzar justicia social cambió los fines de la Teología de Liberación original, de crear un nuevo proyecto histórico, una sociedad justa y alternativa al sistema de producción y acumulación capitalista.  De una posición inicial que no propugnaba por ningún método particular de lucha, Francisco escoge el diálogo constructivo entre las partes. El discurso fue dirigido a los líderes políticos brasileños, destacándoles que entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones, el diálogo con el pueblo, la capacidad de dar y recibir, permaneciendo abiertos a la verdad [3]

Su discurso evitó usar los contenidos del pasado cargados de connotaciones y valorizaciones negativas del capitalismo como estructura pecaminosa y de proyectar una sociedad nueva, democrática y socialista.  Evitó referencias que en la segunda mitad del siglo XX dividieron al clero latinoamericano y provocaron la censura de Juan Pablo II al teólogo brasileño Eduardo Boff y al sacerdote poeta Ernesto Cardenal, y la negación al clamor de que se beatificara a Monseñor Oscar Romero, asesinado por las fuerzas contra-revolucionarias del Salvador.

3) Laicidad del Estado. Francisco entiende que la convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del estado. Describe la laicidad como aquella que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas.

El término usado no fue estado laico, tema que he tratado ampliamente.  Ratzinger continuó la batalla contra la secularización y creó el vocablo, laicidad en oposición a laicismo. Definió el laicismo como una degeneración de la laicidad.[4] En el Diccionario de la lengua española (DRAE) y del Pequeño Larousse Ilustrado ambas palabras, laicidad y laicismo, son sinónimas y definidas como la doctrina que defiende la independencia de la sociedad y el Estado de toda influencia eclesiástica.

El papa sabe que no necesita de concordatos en países con gobernantes débiles y corruptos para establecer principios religiosos homofóbicos y misóginos en sus constituciones o símbolos sectarios en instituciones públicas. Pero sabe también que los concordatos son un obstáculo para lograr que las jerarquías locales asuman una vida sencilla de pobreza y no se acomoden al status quo. Situación que le crea a la iglesia una imagen negativa y propicia el éxodo a otras iglesias que no cuentan con el apoyo estatal para evangelizar y se ven forzadas a utilizar sus propios recursos y la convicción de sus creencias.

Los temas ignorados

1) La continuación de la política homofóbica y misógina de su pontificado. Los fieles latinoamericanos no preguntaron. Pero el programa estadounidense de investigación televisiva 60 minutos, el más prestigioso en su clase en los Estados Unidos, el único tema que trató sobre la visita del Papa a Brasil fue la discriminación de la mujer.  Entrevistaron a las dirigentes de las monjas americanas, poniendo al descubierto que el papa, que escogió el diálogo como medio de lucha, se lo niega a las religiosas representantes de 57 mil monjas que han dedicado sus vidas a trabajar con los pobres.

Francisco sigue los lineamientos de Ratzinger de considerarlas “feministas radicales” y en observación inquisidora por no asumir militantemente las posiciones homofóbicas y misóginas de la iglesia.  No han sido excomulgadas por el número significativo que representan, pero además, porque son una fuerza social con el apoyo de las feligresías locales.

En momentos en que el mundo donde la lucha por los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y contra la homofobia se ha intensificado, Francisco I continua diferenciándose de las Iglesias protestantes no fundamentalistas y pareciéndose más con las que compite.  Aquí se enfrentan dos tipos de fundamentalismos: el bíblico de las religiones evangélicas y pentecostales, y el fundamentalismo de Iglesia, basado en la Autoridad reclamada por la iglesia romana al designarse única heredera de la sucesión del apóstol Pedro.

Como muestra de diferenciación con Iglesias que surgieron de Reformas Europeas a finales del Medievo, tomemos el caso del Arzobispo Anglicano de Sur África, Desmond Tutu, ganador del premio Nobel de Paz en 1984 por su liderazgo junto a Mandela en contra del régimen racista establecido en su nación por una minoría blanca. A sus 81 años continúa siendo la voz moral de la nación contra la homofobia, en un continente donde todavía la homosexualidad es un crimen en 38 países y se castiga con la muerte en 5 países.

En la apertura de una campaña reciente sobre Libertad e Igualdad, en conjunto con las Naciones Unidas, el Arzobispo Tutu declaró: Yo rehusaría entrar a un cielo homofóbico.  No, yo diría, lo siento, prefiero ir al otro lugar… Yo no adoraría a un Dios homofóbico, así es la intensidad de mi convicción sobre esto.[5] Ojalá el admirado obispo dominicano Telesforo Isaac se digne comentar y explicarle al pueblo dominicano porqué no es cristiano discriminar a la mujer y condenar a otros seres por su orientación sexual, aunque lo ordene la Biblia.

2) La revisión de la Teología Latinoamericana de la Liberación. El papa omitió el tema de la Teología de la Liberación, porque los feligreses latinoamericanos todavía no saben que ha sido revisada con la aprobación de Gustavo Gutiérrez y del Arzobispo que dirige la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) que la combatió durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

En cambio, Francisco habló de justicia social por medio de un diálogo constructivo—que él ha negado a las 57 mil monjas americanas en la mirilla inquisidora.  Durante los años ochenta la (CDF), siguiendo los lineamientos del papa polaco y bajo la guía del entonces cardenal Ratzinger, publicó dos instrucciones para indicar las desviaciones pastorales y doctrinales que también incluían los caminos que habían tomado las teologías latinoamericanas.

Pero recientemente, el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, actual Prefecto de la (CDF), ha manifestado a los medios que el movimiento eclesial teológico de América Latina, conocido como teología de la liberación debe ser considerado, entre las corrientes más significativas de la teología católica del siglo XX.  La nueva versión será publicada en Italia con el título Teología de los pobres, Teología de la liberación, Teología de la Iglesia, bajo las firmas del Prefecto de la CDF y de Gustavo Gutiérrez.

Gutiérrez, reconoce la revisión como necesaria “tal vez sin darnos cuenta, hemos ligado excesivamente las metas con los medios para alcanzarlas. El paso del tiempo está haciendo que lo esencial se vea más claro y que lo accesorio pierda la relevancia que pareció tener en un momento dado. Un proceso de maduración está en curso.[6]

3) Las dos razones omitidas que explican el porqué el estado laico es una necesidad. Estas razones fueron expresadas a inicios del siglo XIX por uno de los fundadores de los Estados Unidos de América, primer estado laico del mundo, Thomas Jefferson, en un discurso dirigido a un grupo de religiosos bautistas en 1808:

la libertad de religión afecta a cada individuo. Iglesias estatales usan el poder del gobierno para mantenerse a sí mismas y forzar sus puntos de vista sobre personas de otras religiones trastornando todos nuestros derechos civiles. Además, el apoyo estatal a la Iglesia tiende a que el clero no responda a la gente y conduce a la corrupción dentro de la religión. Construir el ‘muro de separación entre iglesia y estado’, por lo tanto, es absolutamente esencial en una sociedad libre.

Obstáculos de la Iglesia Católica dominicana para seguir las pautas pastorales y doctrinales del papa Francisco

1) El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, el obispo Agripino Núñez, y los obispos de Santiago y San Juan de la Maguana, entre muchos otros.

2) El Concordato. La anulación del Concordato resolvería además el problema que el Concordato causa de violentar derechos constitucionales y colocar los lineamientos católicos por encima de la Constitución.  El uso del poder que le han concedido los regímenes neo trujillistas de Joaquín Balaguer y el PLD contradicen las posiciones asumidas, y de las cuales fueron signatarios, en 1968,  durante la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM):

“Cristo nuestro Salvador, no solo amó a los pobres, sino que ‘siendo rico se hizo pobre’, vivió, en la pobreza, centró su misión en el anuncio a los pobres de su liberación y fundó su iglesia como signo de esa pobreza entre los hombres.”(Conclusiones del CELAM, Motivación Doctrinal, Medellín 1968:209)

3) La presión de los gobiernos para continuar el concordato y conformar una religión estatal. Los gobiernos corruptos no quieren transparencia, no quieren rendición de cuentas, y de facto no quieren democracia sino mantenerse en el poder.  Sus constituciones, las consideran “un pedazo de papel”, como bien señalara Joaquín Balaguer.  Pero para mantenerse en el poder violando los derechos constitucionales, buscan otra forma de legitimación, la de la Autoridad divina.  La jerarquía católica se ha acomodado en el siglo XXI a continuar el papel legitimador que jugó durante la larga dictadura de Rafael Trujillo.  Sirvió a Balaguer y a Fernández y sirve los regímenes corruptos del PLD que necesitan esconder sus crímenes   anticonstitucionales bajo sotanas eclesiales.[7]


[1] Ver http://www.acento.com.do/index.php/blog/3077/78/La-cruzada-de-Ratzinger.html.

 

[4] La Laicidad Benedicto XVI. Extracto del discurso a los juristas católicos, 9 de diciembre, 2006.  http://www.corazones.org/iglesia/mundo_iglesia/laicidad_laicismo.htm

 

[6] http://es.wikipedia.org/wiki/Gustavo_Guti%C3%A9rrez_Merino