El pasado 2 de septiembre el pueblo chileno sufrió un gran golpe al colapsar una aeronave propiedad de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), cuyo destino era la isla Robinson Crusoe, perteneciente al archipiélago Juan Fernández, en donde perdieron la vida todos los que se encontraban a bordo. Un total de 21 personas, entre tripulación y pasajeros, fue el resultado de esta tragedia. Personas perteneciente a la Fuerza Aérea, al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, a la Televisión Nacional (TVN) y a "Desafío Levantemos Chile" -una ONG que fue creada para dar ayuda a las personas damnificadas a causa del terremoto y tsunami del 27 de febrero del 2010- salieron desde Santiago de Chile para ayudar y documentar lo que estaban haciendo con "Desafío Levantemos Chile" en dicha isla. Todo Chile está de luto, todos o la gran mayoría eran personas muy conocidas. Pero de todos los fallecidos al que más han llorado, ha sido a Felipe Camiroaga. Éste, apodado "el Halcón de Chicureo", fue un presentador carismático y polifacético de la televisión chilena, famoso por ser la figura principal de los programas televisivos: "Animal nocturno" y el matinal "Buenos días a todos". En un principio pensé que al ser el más conocido, por eso tanto dolor, pero con el transcurrir de los días y siguiendo las noticias y reportajes, me di cuenta el porqué del cariño de todos los chilenos hacia su compatriota. Resulta que han salido a la luz pública, con los testimonios de decenas de personas, la cantidad de obra social que llevaba a cabo este hombre. Todo esto sin decirlo, ni siquiera sus más cercanos colaboradores tenían conocimiento de muchas de estas obras. Desde una simple recomendación para una entrevista de empleo para un desconocido que se le acercó y le solicitó ayuda, costear tratamientos caros a personas de escasos recursos para salvarles la vida, hasta donaciones, de su propio peculio, para personas o comunidades que lo necesitaban.
Viniendo a mi mundo, a mi realidad, a mi país que tanto quiero, República Dominicana, en donde fácilmente se observan ambulancias rotuladas con el nombre de la persona que las donó -generalmente un político que tiene o aspira a un cargo- o a las empresas que se dedican a dar dinero para obras sociales, ya que es deducible de sus impuestos tributarios o a cambio de publicidad, o a los funcionarios que dan y pregonan, sólo me queda llorar a Felipe Camiroaga, aunque no lo haya conocido. Los políticos, empresas y funcionarios, que realizan "OBRAS SOCIALES", para luego ser usadas a su favor, muestran lo poco humanos que son. Y peor es, cuando con el dinero del estado se realizan esas obras, para beneficiar y promover a personas que realmente no se lo merecen. Sé que aquí, en nuestro país, hay personas que realmente hacen una verdadera labor social sin esperar nada a cambio y por eso, aunque pueda parecer estúpido, serán recordados y queridos más allá de su paso por la tierra. Lamentablemente, sus obras serán conocidas y reconocidas después de su muerte. Y es que el dar, sin esperar, engrandece, pero disfrutarlo es una dicha.