Ante el clamor de "auxilio" elevado por los residentes que habitan la mayoría de los territorios localizados al sur de la nación, se requieren una serie de iniciativas que devuelvan la esperanza a estos grupos olvidados; esfuerzos que puedan llegar a los emplazamientos donde se concentran grandes necesidades y en donde actualmente no existen planes integrales que ayuden a las comunidades a consolidarse como una región productiva.
Una de las amenazas que pone en peligro la estabilidad económica, social y territorial de esta olvidada zona, lo constituye la situación que rodea a las comunidades próximas al Lago Enriquillo. El aumento del nivel de las aguas que se produce cada cierto tiempo, ha activado las alarmas de los pobladores, los cuales temen por sus vidas, por su sistema productivo y por la posibilidad de quedar aislados ante cualquier evento inesperado.
Por años estas comunidades han vivido de espaldas al lago, sin ningún tipo de interacción y observando sus aguas a lo lejos. Es por esto que el lago Enriquillo se ha convertido en la actualidad más en una amenaza que en una oportunidad; hoy en día el lago es el responsable de la destrucción de sus tierras, sus viviendas, su economía, sus posibilidades de crecimiento, su gente y su futuro.
Sin embargo, el hombre ha sido el verdadero responsable de esta situación; pues el hombre es el que ha decidido ubicarse en una zona que históricamente le ha pertenecido a las aguas superficiales, el hombre es quien no ha controlado el crecimiento poblacional en áreas vulnerables, más bien con su indiferencia y falta de control ha contribuido en la ocupación indiscriminada de estas tierras.
De la misma forma, el hombre puede contribuir a la solución de esta problemática a través de un proceso de planificación de los usos del suelo que habilite las zonas que pueden ser urbanizables y restringa los asentamientos en las zonas no-urbanizables; este proceso generado por el gobierno central debe proporcionar a los gobiernos locales una serie de recomendaciones con el objetivo de que las municipalidades generen procesos de gestión que vinculen los habitantes con esta importante fuente acuífera; para que la misma pueda utilizarse como un medio de producción, como una vía de transporte o como una fuente catalizadora de una nueva forma de turismo a nivel nacional.
Estas acciones pueden contribuir con el fortalecimiento de estas estas regiones deprimidas, desarrollando su gente y beneficiando la nación.