El pasado fin de semana se realizó en la capital una propuesta de peatonalización temporal de algunas vías de la Ciudad Colonial (comúnmente llamada “la Zona”), que nos permitió disfrutar por algunas horas del escenario urbano más espectacular del país, sin la preocupación de una circulación vehicular que deja pocas libertades a los peatones. A pesar de las expectativas creadas alrededor de esta iniciativa, mi experiencia al concluir la visita a la ciudad colonial termino con un sentimiento agridulce.

Dulce… porque el amor y el interés por caminar la ciudad para conocer sus rincones, vivir sus experiencias y tener una perspectiva más detallada de la urbe, renovó por unos segundos la esperanza de que avanzamos hacia un Santo Domingo más humano, donde se producirán mayores incentivos para recorrerla a pie, erradicando la histórica dependencia del vehículo que nos ha secuestrado la posibilidad de disfrutar nuestra ciudad.

Agrio… pues la asistencia que se observó durante el corto período en que se limitó la circulación vehicular, fue muy baja; evidenciando que una buena intención no es suficiente para lograr los objetivos esperados, si la misma no está acompañada de una mayor planificación integral que minimice los riesgos y aproveche el potencial existente; para lo cual sugiero siete aspectos a ser considerados en una próxima versión:

  1. Definir un perímetro peatonal más concentrado y menos disperso, acompañado de un dispositivo de seguridad humano y tecnológico en toda la superficie.
  2. Disponer de facilidades de estacionamientos permanentes y temporales, en la periferia de esta superficie peatonal, previamente informado a toda la población.
  3. Impulsar una alianza entre el Ayuntamiento del Distrito Nacional, la Oficina Metropolitana de Servicio de Autobuses y el Metro de Santo Domingo para conectar las paradas de autobuses y las estaciones del Metro con redes de estacionamientos y puntos estratégicos de la ciudad colonial.
  4. Mejorar la información previa al evento, aumentando la divulgación de las actividades y las zonas que serán habilitadas para ser peatonal.
  5. Comprometer e incentivar los comercios de la ciudad colonial, a través del contacto público-privado, para que participen de forma activa en estas actividades temporales.
  6. Ampliar el horario de la peatonalización desde la mañana hasta un horario en las noches que las condiciones presentes o futuras lo permitan.
  7. Implementar una oferta de animación urbana y cultural variada, autóctona y multigeneracional que cautive un mayor número de público.

La restricción a la circulación vehicular es una apuesta correcta para incentivar el uso de la ciudad, ya que el recorrido peatonal por la ciudad tiene una serie de ventajas económicas, sociales y de salud que agregan valor al destino. En estos tiempos donde la pandemia ha propiciado el regreso al uso de los espacios públicos, se necesita continuar en toda la ciudad con estas iniciativas en el marco de una política local que no solo limite la circulación vehicular, sino que mejore las alternativas para que nos movilicemos por la ciudad sin la necesidad de conducir el vehículo privado.