La experiencia poética de Ramón Arturo Jaar y Pérez fue signada por la complejidad de sus “vidas”. La pasión, el sufrimiento, la visión del suicida, la razón del deicida, junto a un amor inalcanzable, crearon las tensiones que fueron minando su vida, debido a la complejidad de esos mundos y a los desencuentros de la visión y la realidad. Versos porque si es el título de una sola obra poética con varios registros significativos, pero registros que ocuparon todo su existir. Su intensidad fue dirigida a construir una sola obra que fuera verdad y reflejo de su mundo interno. Desde estos Versos porque si (girones), los problemas familiares, la visión del padre y de la madre, la conflictividad fraterna, la esperanza de su pueblo natal, alguna presencia furtiva, el alcohol y otras dolencias, constituyeron pretextos y motivos para el sacrificio de una vida corta pero intensa.

La pesadilla y el temor de no ser, las visiones de la derrota y de la crisis lo llevaron a más de un internamiento, a más de una reclusión médica, pues en él fue difícil superar el límite, el encuentro con el amor y la eternidad:

“¡Si pudiera quedarme aquí…!

¡En esta paz/ de agónicas inquietudes…/

En que la vida / huele alturas,/

Y el alma dialoga/ con la carne rendida,/

En un armonioso asco/ a lo terrestre…!/

Y en esa misma línea óntico-esencialista la ananké o fatalidad se expresa en su travesía de sombras:

“Sobre todo mi mal que ufano cuento

Y con tormento sin igual expío

Me persigue un tenaz remordimiento

Que yo sé, que yo juro que no es mío.

Y no lo puedo evitar… a mi aposento

De noche llega como un viento frío.

Estos “huéspedes” íntimos estuvieron presentes en su vida, pues como oficiantes y demonios, además, percibieron y persiguieron las necesidades del poeta en sus varias dimensiones y existenciales. La conflictividad de las presencias lo llevaron a pensar y aceptar el suicidio como vía transgresiva hacia la eternidad.

Su preocupación por la muerte fue parte de dicha transgresión lenta:

“Morir

Ni siquiera duele un poco.

Todos los días

Se muere un mundo.

Y los que a diario

Sobreviven

Saben que se están muriendo

Aunque viven

Como si nada…

No quiero morir

En un asilo de ancianos;

Ni ser carga

Ni fastidio para nadie,

Mucho menos para mis hijos…

Entonces,

¿Por qué se afanan tanto

Para que yo viva?

Dicha interrogante final encuentra su definición mejor en el girón No. 30, a través del cual podemos conocer su Ontología poética y su Teleologia desde el acto confesional y agónico:

“Confieso que me atemoriza

La concepción de la muerte;

El ya no sentir ni pensar,

Inmerso, definitivamente,

En el gran abismo de la nada…

Y que de gusanos

Se poblara mi cuerpo,

Hasta diluir mi carne

Y hasta horadar mis huesos…

Pero…

¿Cómo es posible

Concebir la nada,

Si hay una existencia

Inconcebible?…

En la tradición de los poetas ignorados de la lengua española existen los desamarres interiores de visionarios y cantores, que a través de sus guitarras, sus canciones, interrogaron la existencia, el desenlace final y la hondura metafísica del ente sorprendido por la mirada del absoluto. Los papeles de RAJP constituyen una declaración de amor signada por la mano y el cuerpo que se expresan en una anatomía del sufrimiento y la superación ontológica. Todo su drama teleológico personifica y auntentifica la dimensión interna del amor y el sufrimiento.

De ahí su reconocimiento y su contacto con los poetas Amado Nervo (Gratia Plena, Serenidad), Asunción Silva (Nocturno III  a Elvira), Manuel Acuña (Nocturno a Rosario) y de filósofos religiosos como Thomas Kempis (Imitación de Cristo) y Soren Kierkergaard (El concepto de la angustia, Tratado sobre la desesperación y Diario de un Seductor). Desde la dimensión sacro-profana del amor y la desesperación estos autores y obras constituyeron su biblioteca y su mitología individual. Pero junto a los soportes intelectuales su lírica unificó el sentimiento que aún hoy hace que su poesía no pierda interés para la tradición poética dominicana. Pretendió que el girón, la copla y la canción fueran los modelos poético-discursivos a través de los cuales se expresara su sentencia poética, no olvidando que junto a ésta, la naturaleza y la esperanza se intuyeron como parte de su historia personal.