Un error de marxistas y capitalistas en el siglo pasado es la preferencia por el uso de la violencia como arma política.

Para Marx la violencia es “la partera de la historia”, y no se previó ninguna posibilidad de construir la nueva sociedad, sino a través de la revolución. Convencidos de esto, miles de jóvenes en todo el mundo entregaron sus vidas para un sueño que parecía al doblar de la esquina. Gramsci era un revisionista, pues planteó la revolución de manera progresiva, y aprovechando las reglas de juego de la sociedad capitalista. Su discurso caló en otros partidos comunistas de Europa y de América Latina, y el triunfo de Frei en Chile pareció demostrar esta nueva vía. La caída de los regímenes comunistas de Europa, sin embargo, puso en dudas el viejo slogan de lograr ‘la paz a través de la guerra’.

En Estados Unidos ha primado la política del garrote o del big stick, no solo en la Segunda Guerra Mundial, sino en lo que denominan ‘guerra preventiva’, esto es, atacar antes al que nos podría atacar después, y bajo ese pretexto invaden países, matan presidentes, se meten en guerras ajenas, como si fueran la policía del mundo, pero sin que nadie se lo haya pedido, y casi siempre ante un silencio cómplice de Naciones Unidas.

Es tiempo de afirmar, como moraleja de la historia reciente, que el mejor camino para la paz es el diálogo, y que la guerra es un último recurso cuando han fallado las otras alternativas, y que incluso cuando hubieran de usarse las armas, al final se necesita llegar a acuerdos en una mesa del diálogo. En otras palabras, el diálogo debe producirse al principio o al final, pero siempre será necesario dialogar, aunque no siempre sea necesaria la guerra.

Todo esto para señalar la torpeza del Presidente Trump al ordenar el asesinato de un general de la República de Irán. Es un error garrafal, y con ese paso entramos en un periodo de riesgos y de gran incertidumbre, no solo para los EUA, sino para la paz mundial. La única manera de cerrar esa herida serían dos medidas del congreso de los Estados Unidos: destituir al presidente Trump, sea por el ‘impeachment’, por la torpeza actual, o por la sumatoria de ambas, y luego pedir disculpas y hacer un acto de reparación ante el gobierno y el pueblo iraní, como debieran hacerlo por tantas intervenciones en los asuntos internos de naciones soberanas, como en nuestro país en 1916 y en 1965.

Necesitamos una opción preferencial por el diálogo y la mediación, en la familia y en la junta de vecinos, en las tendencias de los partidos y en los partidos unos con otros, de lo contrario viene la guerra, y pagamos justos por pecadores.

Por si le sirve a alguien, concluyo con el evangelio: “si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Pero si no, lleva contigo a uno o dos más, para que todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado” (Mt.18.15-17).