Al cierre del primer mes del año pre-electoral, el aspirante a candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y presidente desde el 2000 hasta el 16 de agosto de 2004, ha debutado con un destape insólito, tras la nueva puesta en escena de Quirino Ernesto Paulino Castillo, apresado el 18 de diciembre de 2004 durante una operación de la DEA y la DNCD, en la que se incautó un cargamento de 1,387 kilos de cocaína, y luego extraditado a Estados Unidos donde ha purgado una condena de 10 años.

El exconvicto ha grabado un vídeo — viralizado en las redes sociales–, en el que –alega–  se sorprende por la visita de Mejía, retoma el fiambre amenazante de cobro de una “deuda” al expresidente Leonel Fernández y anuncia la disponibilidad de todos sus recursos para que Mejía regrese al palacio de la Moisés García.        

https://www.youtube.com/watch?v=L6WEXjYfNqI.

Ante el escándalo provocado por la visibilización “inesperada” de la reunión secreta, un Mejía desenfrenado tuvo que salir a confirmarla, pero no ha salido siquiera para decir la “mentira piadosa” de que el motivo fue para pedirle Quirino que monte una campaña mediática de consejos a la juventud para que no siga el rumbo de las drogas.

Ha salido a decir que “le pedí una cita” para averiguar sus aportes a la Fundación Global Democracia y Desarrollo, que preside Leonel Fernández, tres veces presidente de la República (1996-2000/2004-2008/2008-2012) y potencial candidato presidencial por el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

http://zolfm.com/noticia/49132/ex-presidente-hipolito-mejia-confirma-se-reunion-con-quirino.

Grave. Muy grave.

De la fallida táctica parida por Mejía, han brotado dos ganadores: LF, caracterizado por su paciencia jobiana y la fina administración de los silencios,  victimizado por la mala escenificación de un guion desnutrido presentado por primera vez en 2015, un año antes de las elecciones. Y Quirino, resucitado y endiosado ante la sociedad, y con altas probabilidades de sentar a su hijo Anderson Paulino Ubrí en la curul del Senado por Elías Piña a partir de 2020.   

El gran perdedor: expresidente Mejía, artífice de la chapucería y de la justificación más risible jamás vista. 

Los reproches mediáticos han llovido, y en su PRM algunos han hecho filigranas para desviar la atención y rescatar del fango al campechano político. Pero ha sido en vano. El daño está hecho, y, tal vez, no sólo a su propia carrera, sino a su organización política, aunque lo sepulte y presente como candidato a Luis Rodolfo Abinader Corona.

El daño se ha afianzado con la salida discursiva alborotada de un Mejía a quien le serviría mejor el silencio, o, como mucho, un discurso de arrepentimiento por su tollo táctico. Dice lo que no debe decir, el yoísmo es su escudo, se proclama transparente, pese a la reunión secreta, y embiste a los interlocutores.

Cuando el expresidente se reúne en secreto con un narcotraficante confeso y condenado, aunque haya sido su capitán del Ejército o inversionista en su campaña de las elecciones que ganó en el 2000, le manda una mala señal a la sociedad. Sobre todo a la juventud.

El narcotráfico es un problema global con profundas raíces en el Capitalismo y en los Estados, que no se agota en individuos y, por tanto, nunca debería despacharse con terror, ni etiquetas a adversarios políticos y demás, ni, mucho menos, con visitas que, sin que sea la intención, se somatizan en el imaginario colectivo como santificación del sujeto visitado.

Hipólito Mejía no es solo el agrónomo; es un expresidente de la República que aspira a repetir la hazaña. No se pertenece; por tanto, en él, debería ser vital el cuido en sus acciones y su discurso sobre un tema estructural de tanto impacto en el mundo.

Responderá él: “con mi vida, nadie se meta”.

No se trata, sin embargo, de su vida, sino de la urgencia de que el liderazgo político, empresarial, religioso y comunitario (él, como Fernández y el presidente Medina, es un líder) se unifique y abra un debate para presentar nuevas propuestas de solución de tal problema social, porque la lucha que el mundo ha librado, hasta ahora, solo ha dejado como evidencia la doblez, el “andar por las ramas” con un problema internacional sistémico… y más drogas.