Quien inventó la letra de la canción aquella La Vida es una Tómbola, que interpretaba la niña prodigio y tan carismática de su tiempo, la rubita Marisol, tuvo mucho acierto en ponerle ese título a una composición musical que fue un gran éxito en los 60´ y cuyo alegre estribillo ¨ twist, twist tómbola ¨ aún es recordado por muchas personas de antes y hasta de ahora. En lo que no estamos tan de acuerdo fue en la continuación de la letra que decía…de luz y de color…de luz y de color… Ahí creemos que deberían haber matizado más fino poniendo algo así como… de luz, de color, de sombras, grises y claro oscuros… pero, ya se sabe, las canciones son canciones y gozan de enormes licencias poéticas para expresar desde los sentimientos más profundos hasta las majaderías más majaderas.
Pero vayamos al tema, en efecto la vida es una tómbola, que es una especie de lotería, donde hay premios grandes, medianos, chiquitos, de consolación, pero la mayor cantidad de números salen pelados. Porque díganme si no es un premio bien premiado nacer, por pura casualidad, en el seno de una familia adinerada, pudiente o por lo menos bien acomodada que le puede brindar seguridad, alimentación, cobijo, educación, relaciones sociales…y dígame también si no es un número pelado y oscuro que sin uno quererlo, también por casualidad, nazca en un hogar bien pobre que le lanza a la calle con una magra comida al día y el instrumental de una lata de aceite vacía, un cepillo y una cajita de betún a buscárselas como pueda.
O si no es otro premio gordo nacer con una gran inteligencia, pongamos un cociente mental CI, de 140, que le permite desde pequeñito marear a los profesores con fáciles soluciones a dificilísimas ecuaciones, mientras los demás niños tratan de sumar con ayuda de los dedos ensalivados, y lograr cursar una carreraza del tamaño de ingeniero espacial…y en la otra esquina de la suerte, el que por obra de la naturaleza, por una peor combinación genética, nace con una baja inteligencia que lo condena a un trabajo inferior que apenas le da para retribuir las necesidades básicas de la vida.
Otra tombolaza, el que viene al mundo con los atributos físicos de buen mozo, simpático, de un Brat Pitt cualquiera que atrae a más féminas que moscas un panal de miel, que le hace un actor famoso, rico y deseado, o el que nace tan poco agraciado que se las ve y se las desea para salir con una muchacha porque, por ejemplo, tiene una nariz tan larga que es merecedora de aquel poema del genial Quevedo… erase una nariz aun hombre pegado…érase una nariz superlativa…érase una nariz sayón y escriba… érase un elefante boca arriba… las doce Tribus de narices eran…
¿Y al qué del que le cae una tonelada de suerte al emborronar un formulario y ¡ zas ¡ el domingo le tocan los 45 milloncitos esos con que todo el país amanece soñando, y para el colmo es la primera vez que el afortunado juega una loto, versus el que lleva 40 años trabajando como un burro de carga y no tiene ni un triste centavo ahorrado. Y también hay quien la vida le premia con la suficiente habilidad para obtener un buen cargo político que le permite medrar, tener grandes influencias, frente al señor que, como usted y como yo tenemos que cargar con ese cargo y además pagar muchos impuestos para poder vestirlo, alimentarlo, motorizarlo, viajarlo y no se sabe cuántas cosas más.
En verdad la vida es una tómbola y buena parte de ella depende de la suerte. Así que aproveche al máximo lo poco o mucho que le tocó y de vez en cuando cante eso de ¡twist, twist, tómbola!