Pocos países del hemisferio Sur pueden exhibir el progreso que lleva una revolución como la cubana dentro de un contexto temporal de 5 décadas, pese a innúmeros errores políticos como la persecución sin tregua de opositores y la brecha por donde se han colado intolerancia, corrupción e impericia administrativa. 

"Una de las cosas que más me desconciertan de la gente, es su incapacidad para sostener un sentimiento, una idea sin dispersión. Elena demostró ser totalmente inconsecuente, es pura alteración, como diría Ortega. No relaciona las cosas. Esa es una de las señales del subdesarrollo: incapacidad para relacionar las cosas, para acumular experiencias y desarrollarse. Es difícil que se produzca aquí una mujer trabajada por los sentimientos y por la cultura. El ambiente es muy blando. Todo el talento del cubano se gasta en adaptarse al momento. La gente no es consistente", es un monólogo de 'Sergio', personaje protagónico de Memorias del Subdesarrollo. 

Algunos de los mayores aciertos Cuba los tiene hoy en la creación de un excelente sistema de salud (el mejor desde la tierra del fuego hasta las heladas llanuras de Alaska), educación amplia y universal con menos del 1% de población analfabeta. 

Hoy tienen más de 300 reformas aprobadas en todas las áreas productivas principalmente económicas. Se podrán vender inmuebles y abrir empresas, se incentivara la producción en fincas particulares.  

Eso sí nada de capitalismos. Nada de todo aquello que pueda influir para descaracterizar la cultura cubana.  

Cuba es Cuba por su elocuente determinación a mantener la autocritica como objeto director de su revolución. Eso lo hemos palpado desde el filme Memorias del Subdesarrollo.