El presidente Abinader entre otras muchas medidas a tomar por su gobierno anunció la ampliación de la verja o muro fronterizo que ya existe con Haití y que se comenzó a levantar hace varios años. Sería interesante saber cuál o cuáles razones obedecen esta decisión, la cual implica un costo en dinero aún no determinado, pero de seguro alto y necesario para otras obras de mucho interés, así mismo supone una tensión más añadida a las numerosas y diversas dificultades de migración, económicas, comerciales y tantas otras ya existentes entre ambos países, o se ha querido complacer de paso al llamado litoral político y de otros sectores la sociedad dominicana que desde siempre han reclamado medidas más drásticas para frenar este tipo de invasión ilegal.

Con Haití las relaciones nunca han sido fáciles, por la historia, por los hechos, por la vecindad y por otras múltiples causas muchas de ellas bien conocidas por todos.

Sería bueno saber primero si la verja ya existente ha sido eficaz para el propósito que levantó y en qué medida ha contenido el paso de los ilegales ¿Hay algún registro para conocer si desde entonces ha disminuido la llegada de haitianos sin los papeles reglamentarios? ¿Sabe alguien a cuántas personas disuadieron de cruzarla? ¿Les causa temor suficiente el ver los barrotes clavados para desistir de sus propósitos? Seguro que no hay respuestas claras o definitivas para estas simples preguntas.

Si la valla hubiera sido eficaz, por lógica, no se contemplaría su ampliación y si no lo ha sido, dudamos mucho que unos kilómetros más de hierros, cemento y blocks puedan serlo. La presencia haitiana en el país parece aumentar en lugar de reducirse, no hay más que dar un simple vistazo por las calles de las ciudades, los campos o las construcciones y en especial en las zonas fronterizas donde van ocupando los vacíos dejados por la emigración de sus habitantes a causa de las difíciles condiciones de vida.

También hay muchos intereses para estimular o consentir la llegada de mano de obra barata. Los trabajadores ilegales cobran menos, son más dóciles de dominar y la falta de documentos los hace más vulnerables para cualquier abuso. El gran capital como ya es muy sabido no entiende de patrias ni nacionalidades, solo es fiel a  sus propios beneficios e intereses.

Por otra parte, hay muchos ¨coladeros¨ tipo peajes ¨por la izquierda¨ que más bien por su descaro deberían llamarse frontales, mafias organizadas para el tráfico de personas de numerosas nacionalidades, o simplemente agujeros geográficos por donde entrar a la República Dominicana como Pedro por su casa.

Casi cuatrocientos kilómetros de línea divisoria dan para muchos saltos si muchos sobresaltos, y si el ¨Masacre se pasa a pie¨, como dice la obra de Freddy Prestol Castillo, también se puede hacer a caballo, en bicicleta o en patines. Una persona necesitada en extremo, hambrienta física o moralmente, sin futuro ni esperanzas, es un potencial kamikaze migrante capaz de traspasar lo que sea, abriendo, rompiendo, saltando, o cavando el más duro suelo.

Esto se ha demostrado con las fugas espectaculares en las que muchos dejaron su vida entre los alambres de púas y que se llevaron a cabo el super vigilado muro de Berlín, a cada rato sucede en los Estados Unidos donde patrullas policiales especializadas cazan literalmente a los que invaden el país, y hasta las altas, filosas y bien protegidas cercas de los enclaves de españoles de Ceuta y Melilla en territorio marroquí son saltadas a veces hasta por centenares de inmigrantes a la vez aunque en la caída muchos queden cortados o malheridos.

Las vallas, las alambradas, los muros, las murallas, las verjas, son acciones vergonzosas para los países que las ponen, cualesquiera que sean sus razones y sus resultados, porque constituyen un fracaso del buen entendimiento entre las partes en cuestión. Las vallas dividen física y mentalmente a los pueblos y de esta división pocas cosas buenas pueden esperarse.

Sean cuales sean los resultados de la valla dominicana, si tuviéramos que ponerle un nombre, el de la Verja de la Tristeza podría ser bastante adecuado.