Pero, ¿cuándo? ¿Cuando ya no perjudique a algún sector de poder?  Me voy al diccionario y busco una definición de esta palabra tan usada y manida. Definiciones que hablan de congruencia entre lo que se dice y se piensa, de una correspondencia entre lo que se piensa o se ve y la realidad. Para mí la verdad es lo que pasa, lo que ocurre, lo que sucede, y todo esto también en tiempo pasado. Punto. Esto es así en diversos ámbitos, contextos, situaciones cotidianas, ocultas o dadas a luz y la vista de todo el mundo.

La verdad es tan simple como compleja, dirían algunos. Para mí, los simples o complejos somos nosotros, o las circunstancias en medio de la cual la verdad se muestra o se oculta. Manejarla, que no es más que lidiar con ella dentro tuyo y tener la cualidad de contenerte por el dilema de gritarla o no, supone sabiduría y pericia, y hasta nobleza, solo cuando se es honesto y hay de por medio el cuido de un bien mayor, tan mayor como la propia verdad en juego. Cuando eres un maldito, un inmoral, una persona carente de la más mínima vergüenza, lidiar con ella, es solo parte de un juego que puede costar mucha plata o mucha sangre, a veces ambas cosas y sin importar cantidades. Si eres un amoral, la verdad ni te importará, solo irás por ahí donde mejor te convenga a ti y solo a ti. Conozco a varios así.

Cada quien jura tener una y que es la única, defienden. Pero verdades hay muchas, ¡tantas!, como personas en la tierra. Las hay tremendas, inmensas, enormes. Verdades que solo ocultas pueden permitir la ocurrencia de los crímenes más atroces; verdades que acabarían con mucho y con muchos. Incluso, hay verdades que de revelarse harían más daño que bien, pero no porque esa verdad en sí misma sea dañina, -la verdad solo es verdad y siempre será mejor que la mentira-, el daño se origina por el tiempo en que ella, la verdad, ha estado oculta y por la telaraña tejida alrededor de ella para que sea una mentira la que se instale en la mente de la gente. El daño también guarda relación con la cantidad de personas que no sabe la verdad. De ahí la libertad o la esclavitud. Verdades de este tipo deben ser desmontadas lentamente, con educación y relevos generacionales. Y llevan en contra la transmisión de la mentira por verdad a las generaciones por venir, de parte de aquellos que se perjudicarían si todo se sabe tal y como fue y es.

La verdad libera, y muchos no quieren la libertad, y entre estos están precisamente los que la saben y tienen acceso al poder. La llamada pos verdad no es más que una forma distinta de decir mentira. Y hay mentiras que llevan siglos montadas en la mente de millones de gente, esto me lleva a la siguiente verdad: no todos están ni listos ni en condiciones para lidiar con ella.

¿Cuándo la verdad nos hará libre? No lo sé. En algunos países liberan archivos cuando ya no puede hacerse nada, al menos tangible, con aquellos que mintieron o con los que causaron daño. Hay ocasiones en que la verdad es puesta como carnada para distraer, confundir, y ganar tiempo.  Por lo menos, hay verdades que son tan obvias, que solo es cuestión de tiempo para que esta, con toda su luz y brillantez, se imponga y estalle en la cara de algunos farsantes de moda.