En el ejercicio de la arquitectura bioclimática y con la puesta en práctica de sus postulados para alcanzar el confort deseado, se conjugan dos líneas maestras de actuación: el uso de técnicas pasivas y el uso de técnicas activas.

A grandes rasgos, al hablar de técnicas activas, estaríamos hablando de la implementación de energías renovables en la edificación (solar fotovoltaica, solar térmica, eólica, geotermia, microcogeneración), para la generación de energía; así como sistemas de domótica para el funcionamiento óptimo de las mismas.

Por otro lado, las técnicas pasivas son todas aquellas que se basan en las decisiones de diseño y configuración de los espacios para aprovechar  las condicionantes climáticas y de entorno en beneficio del proyecto. Además de esto, como técnica pasiva, cobra un valor importante la selección de los tipos de materiales para la construcción, partiendo de sus características y prestaciones.

Dentro de los métodos pasivos de aprovechamiento, está el manejo de los recorridos y circulación del aire a través de los espacios. Cualquiera que sea la latitud o el lugar donde se decida llevar a cabo un proyecto, el tema de la ventilación natural está asociado a las condiciones de salubridad de los espacios habitables y al confort de los usuarios. En países tropicales donde los niveles de humedad próximos al 100%  se combinan con temperaturas superiores a los 26 grados centígrados, la necesidad de ventilar adquiere una importancia capital.

El uso de sistemas mecánicos de ventilación y refrigeración – tan extendidos en nuestro medio- deberían ser un apoyo para la ventilación natural, y no lo contrario, en el entendido de que las técnicas naturales de ventilación favorecen un mejor intercambio de aire interior-exterior y reducen la factura por consumo energético derivado del uso de sistemas mecánicos.

El diseño y disposición de huecos -en cuanto a dimensiones, forma, y ubicación- que permiten el movimiento del aire, funciona mediante el efecto de las sobrepresiones que se generan entre el exterior y el interior y/o entre los estratos fríos y calientes de un mismo espacio.

El más sencillo y conocido sistema de movimiento de aire es la ventilación cruzada. Ésta se consigue, abriendo una ventana o puerta a un lado y otra ventana o puerta hacia otro lado opuesto, cuyas espacios exteriores adyacentes, tengan niveles de radiación solar o exposición al viento diferentes.

Otro sistema bastante conocido, es el de efecto chimenea. Este efecto se produce al disponer una entrada de aire en la parte inferior del espacio y una salida de aire con huecos ubicados en la parte superior, conectado a un conducto de extracción vertical  con salida al exterior. Esta salida de las altas temperaturas para que no afecte el buen funcionamiento del mismo.

Un sistema  o método menos conocido es la cámara o chimenea solar. Funciona al captar a través de un cristal, toda la radiación solar hacia su interior de color oscuro. Esto quiere decir, que cuando se calienta el aire y disminuye su densidad, se produce una succión en los huecos conectados con el exterior y situados en la parte inferior del espacio a ventilar.

Utilizando un efecto contrario, está el sistema de torre de viento, que crea un movimiento de aire hacia el interior del edificio. Se utiliza una torre captadora que se eleva sobre la cubierta y capta el viento que circula sobre el edificio.

En esta línea, podríamos citar otras maneras de producir ventilación natural para los distintos espacios del edificio, pero el estudio de cada caso particular sería lo que determinaría la mejor solución para ser adoptada. De todos modos el concepto es el mismo: procurar la ventilación natural siempre que sea posible, dándole preferencia sobre la ventilación y refrigeración mecánicas. Hacerlo de esta manera garantiza un ahorro importante en la factura eléctrica, y por eso es un deber del proyectista diseñar con esta premisa de partida.

Siempre será mejor aprovechar de manera sostenible los recursos naturales, que tratar de conseguir el mismo confort a cambio de grandes emisiones de Co2 al medio ambiente.

Esperemos que el aire esté limpio de contaminación y sea factible abrir las ventanas para ventilar de manera natural; pero esto de la contaminación, será tema para otra ocasión.