Los datos usados en este articulo lo he obtenido de revistas médicas de reconocido prestigio mundial y de estudios científicos llevados a cabo en varios países. Y llego a la conclusión DE QUE NO TODO ES LO QUE PARECE

Los Estados Unidos y Europa usan contra la COVID-19 las vacunas calificadas como premium (Pfizer, Moderna Astra-Zeneca y Johnson and Johnson) y los demás países, mayormente tercermundista, se las arreglan con las llamadas vacunas rusas y chinas no aprobadas en muchos países desarrollados (Spunik, CoviVac, EpiVacCorona, Sinovac, Sinopharm y CanSino).

Esta calificación se basa en el nivel de protección contra la COVID-19 de cada vacuna y en las dudas que han diseminado algunos gobiernos y empresas farmacéuticas sobre los pocos estudios clínicos publicados que dieron origen las vacunas rusas y chinas.

Las vacunas premium protegen entre un 85% y 90% y las otras varían entre 50% y 90%. Pero no se aflijan que las cosas no son lo que parecen. Por ejemplo, la vacuna de Astra-Zeneca, de las cuales importamos una pequeña cantidad desde la India, esta teniendo problemas por sus efectos secundarios en algunos pacientes (trombos) y ya varios países de Europa han suspendido su aplicación temporalmente.

La Pfizer también está causando efectos secundarios (fiebre, dolores de cabeza y a veces fallecimientos) en una gran cantidad de personas inoculadas. Además, deben guardarse a muy bajas temperaturas.

La vacuna Moderna ha mostrado mucha efectividad (90%), aunque con efectos secundarios a veces agudos, como dolores de cabeza, hinchazón, enrojecimiento de la piel, fiebre y dolores musculares.

La de Johnson and Johnson apenas está entrando al mercado.

La Sputnik, vacuna fabricada en Rusia, está entre las que algunos consideran de segunda categoría, aunque ha probada ser más efectiva (92%) que las llamadas premium, con efectos secundarios mínimos.

Hace unos meses todos recibieron la noticia de la vacuna Sputnik con mucho escepticismo, pero ahora y después de muchas pruebas, se considera muy efectiva y segura, aunque no ha entrado a Estados Unidos y Europa (excepto Hungría y Bulgaria).

La Sinovac, vacuna china que estamos aplicando masivamente en el país, tiene una eficacia del 53% para prevenir los casos leves de COVID-19, del 85% para los moderados y del 100% para los casos mortales.
Pero que sepamos, casi nadie ha mostrado efectos secundarios con esta vacuna. Es totalmente inofensiva hasta que se demuestre lo contrario. Yo me la apliqué y no sentí absolutamente nada.
¿Y sobre la efectividad? Para mi es más que suficiente recibir una vacuna que me da el 100% de protección contra un virus que me puede llevar al hospital o al cementerio, y que no produce efectos secundarios.
¿Qué me puedo infectar más fácilmente con esta vacuna? Bueno, si el efecto es leve no me preocupa, porque al final de cuentas muchos casos de COVID-19 muestran los mismos síntomas que una gripe común o resfriado. Otros casi ni lo sienten (asintomáticos).

Por eso, de todas me inclinaría por la Sinovac, porque a mi edad (76 años) no puedo asumir riesgos con vacunas que me pueden causar fiebre, trombo, alergias, etc. Los jóvenes pueden darse el lujo de elegir, pero nosotros no. Y este es un consejo a todos los que tienen más de 65 años. Quizás algún médico me reproche esta sugerencia, pero es mi percepción.