La República Dominicana y su gobierno han realizado un gran esfuerzo para adquirir vacunas en número suficiente para vacunar prácticamente a toda su población; este proceso está bien organizado y marcha a buen ritmo, pero existe un importante número de personas que se niegan a vacunarse, esgrimiendo las más diversas y descabelladas razones, que van desde la existencia de una conspiración mundial, hasta mandatos bíblicos. Estos sujetos, renuentes a hacerlo se infligen un daño ellos mismo y se convierten en un factor de riesgo para los demás. Este tipo de actitud es inaceptable.
Me parece, que el Gobierno debería dictar disposiciones que conviertan la tarjeta de Vacunacion junto a la Cédula, en un documento obligatorio para todas las actividades que impliquen transacciones de compra y venta, viajes, cobro de cheques, recepción de pensiones, etc.; de esta forma los "negacionistas" no tendrían más remedio que vacunarse.
En los actuales momentos, estamos enfrentando una tercera ola de infecciones de Covid, impulsada por los comportamientos alocados de la población, ésta tiene al borde de la saturación a hospitales y clínicas, con sus salas de cuidado intensivo con muy poca capacidad para recibir más enfermos.
Todo esto, ocasionado por la actitud irresponsable de un grupo de individuos que irrespetando todas las disposiciones vigentes sobre control y distanciamiento para evitar los contagios, se aglomeran sin protección incrementando las infectaciones y provocando situaciones como la que estamos atravesando.
Ahora se debate, acerca de si se puede o no obligar a una persona a vacunarse, algunos opinan que sí y otros alegan que sería inconstitucional hacerlo, no creo que ningún precepto constitucional proteja la irresponsabilidad, la indisciplina y el terrorismo sanitario, porque todo aquel que sin vacunarse y sin tomar ninguna medida de protección circula por todos lados, es similar a un terrorista de los que llevan atada una bomba a su cuerpo y se inmolan, llevándose consigo a todos quienes estén en sus alrededores. Eso mismo provocan los desaprensivos que abundan en nuestro país. La Constitución no puede proteger ese proceder.
En los últimos días, el Gobierno inició un plan masivo de vacunación, encaminado a llevar la vacuna a la mayor cantidad de personas posible; enfocándose en aquellos lugares más afectados por el virus, los datos iniciales indican que éste marcha bien y que en gran número se están vacunando, colocando a la República Dominicana entre los países con un mayor porcentaje de su población vacunada.
Sin embargo, aquellos que no creen en las vacunas continúan empecinados en no hacerlo, a pesar de las recomendaciones de médicos y expertos en la materia, entonces no queda otro recurso que hacerles la vida imposible para que claudiquen.
El control de la pandemia y la continuación de la recuperación económica, son esenciales para el futuro de la Nación. Un grupo de inconscientes no puede boicotearlo con su actitud.