En un interesante articulo, la periodista argentina Leila Guerriero parte de uno de los incidentes más escandalosos del actual Mundial de fútbol para referirse a un serio problema del actual periodismo. El hecho ocurrió mientras se efectuaba uno de los últimos partidos de la selección argentina. Desde un palco, el ícono Diego Armando Maradona había salido del estadio en unas condiciones muy precarias y poco tiempo después, se anunciaba, por un falso audio, su deceso.
Desmentida la noticia poco tiempo después por “el muerto”, se generaron polémicas en torno al problema de la difusión de la falsa información por el periodismo light alimentado por las redes sociales. Como sabemos, el periodismo serio contrasta la información antes de publicarla. En ese sentido, un periodista se comporta como un científico, no asume un discurso o una información como verdadera si antes no se cerciona de las fuentes, de la viabilidad de la información, en fin, de su validación.
Este proceso no es rápido, requiere un tiempo razonable para investigar, especialmente si se trata de una información que involucra a muchas personas o a procesos interrelacionados, si se trata de una noticia que afecta intereses económicos o políticos, o si existen grandes intereses para que la información fidedigna no llegue a la ciudadanía.
Si se trata de una información más sencilla, como saber si murió una estrella de cine o del deporte, parece simple, pues ¿qué tan complicado puede ser averiguar a través de un informante presente en el lugar de los hechos si alguien está vivo o no?
El problema es que el ritmo de nuestra época y la urgencia de tener la primicia no da tiempo ni para contrastar un falso audio. La posibillidad de que un periódico rival publicara primero la noticia de la muerte del que para muchos es el más grande futbolista de la historia exigía correr el riesgo de incurrir en un penoso ejemplo de escándalo sensacionalista. No importa. Para eso se inventaron los desmentidos.
Y así, el periodismo serio corre el riesgo de ahogarse en esta ola de urgencias donde lo importante es vender y llamar la atención en vez de informar.