No sugiero aquí que la Unión Europea se disolverá en el corto plazo, ni siquiera por el Brexit. Mucho esfuerzo ha conllevado armarla. Tanto, que no han faltado deseos de abandonarla a pesar de los grandes beneficios económicos y políticos que ha generado.
Ha sido una gran idea, un gran proyecto, un gran esfuerzo. Europa lleva más de 50 años sinpelear una guerra mundial (en la primera mitad del siglo 20 pelearon dos). La Unión Europea ha contribuido aesa relativa paz.
También ha contribuido a aparejar países miembros con distintos niveles de desarrollo económico, distintas culturas y tamaños. Beneficiarios han sido todos. Los más desarrollados han invertido y vendido por toda Europa con Alemania a la cabeza. Los menos desarrollados han recibido inversiones, apoyo institucional y muchos turistas. La mano de obra ha fluido en función de las necesidades y aspiraciones.
Hacia adelante, a la Unión Europea le esperan tiempos difíciles. Los beneficios le dan fuerza, los problemas la debilitan, y los euroescépticos atrincherados en el ultra-nacionalismo buscan ventajas en la lucha política
Los europeos deberían celebrar esa unión, perola tendencia es a enfatizar lo negativo sobre lo positivo; y en política eso es regla. La gente tiende a moverse en el péndulo entre el conformismo y la rabia, ambos negativos para la construcción del progreso y la democracia.
Los problemas de la Unión Europea son diversos, y todos confluyen a la hora de emitirse un juicio sobre ella.
Primero, la creación de un supra Estado en Bruselas generala sensación de pérdida de control político en un amplio segmento de la ciudadanía en cada país. Más burócratas es sinónimo de ineficiencia y gasto superfluo, y en parte es verdad. Por ejemplo, si en cada país hay un parlamento, ¿para qué otro en Bruselas de 751 miembros? Si cada país tiene su diplomacia, ¿para qué otra de la Unión Europea? La necesidad de coordinar fomentó el aparataje burocrático, se entiende, pero es costoso y confunde el poder gubernamental.
Segundo, el colapso del comunismo a partir de 1989 creó una necesidad repentina de expansión. Países aislados por décadas vieron en la Unión Europea la posibilidad de progreso.Si había costado integrar a España, Portugal y Grecia en la década de 1980, integrar muchos otros a partir de 1990 fue un desafío sin precedentes. El flujo migratorio del este a oeste es un resultado, y ha contribuido a agravar el sentimiento anti-migratorio.
Tercero, Europa está rodeada por África y Asia con muchos países en guerra y en miseria,que son además ex colonias. La tendencia al éxodo es inmensa, y Europa es lo más cercano. Los otros dos grandes destinos migratorios están distantes. Estados Unidos sólo tiene frontera pobre con México, y Canadá no tiene ningún país pobre cerca. Grandes océanos separan a Estados Unidos y a Canadá de África y Asia, mientras en Europa es el pequeño mar Mediterráneo.
Cuarto, la crisis económica de la última década ha producido desempleo y achicado los programas sociales, importantísimos en la construcción de cohesión social. Con la fuerte sensación de quedar a la intemperie por el paro y los recortes sociales, los europeos tienden cada vez más a identificar como culpables a los inmigrantes y al supra-gobierno de la Unión Europea que impone reglas colectivas.
El Brexit es, a la fecha, el desahogo más importante de la rabia enfocada en la UE,y ahora los británicos viven la resaca del desconcierto. Hacia adelante, a la Unión Europea le esperan tiempos difíciles. Los beneficios le dan fuerza, los problemas la debilitan, y los euroescépticos atrincherados en el ultra-nacionalismo buscan ventajas en la lucha política. El dilema es: ni contigo ni sin ti, y el miedo al efecto dominó es grande.