La palabra del escritor tiene fuerza porque brota de una situación de no fuerza. No habla desde el Palacio Nacional, la tribuna popular o las oficinas del Comité Central: habla desde su cuarto. No habla en nombre de la nación, la clase obrera, la gleba, las minorías étnicas, los partidos, ni siquiera habla en nombre de sí mismo: lo primero que hace un escritor verdadero es dudar de su propia existencia.

(O. Paz, El ogro Filantrópico)

Un recorrido por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es contemplar la modernización de sus edificaciones. Estas obras se justifican y nos revelan sus necesidades, por lo tanto cobra valor e importancia la portentosa Torre Administrativa, la biblioteca,  su  parqueo elefante o el comedor que nunca termina de reconstruirse a pesar de su inauguración. Tales edificaciones son importantes, pero esto no significa que hay que justificar la sobrevaluación y la estrategia de acumulación de capital por parte de los funcionarios del expresidente Leonel Fernández.

Si pensamos en esas edificaciones que han transformado la UASD como mito, no cobraría fuerza el sentido de la responsabilidad ciudadana en cuanto a la lucha contra la corrupción y  la impunidad; sino que cobraría fuerza la ideología que, junto al mito, refuerza y justifica el discurso político  de los lisonjeros del poder y los poderosos. “Todos los políticos son corruptos y por lo menos ahí está la obra”, o la siguiente, “Déjate de eso, ¿qué hicieron los otros?”. En fin, una ideología para idiotas, porque se cree que todos somos idiotas y que en nuestra universidad y en el país nadie piensa, cuando quienes estamos ahí somos académicos, no idiotas.

En medio de la crisis que ha estallado antes de iniciar el primer semestre 2017, en donde hay un paro indefinido de docencia por parte del sindicato de profesores (FAPROUASD),  mientras la academia se desangra, en el país no ha dejado de sonar el escándalo por la hipercorrupción de Odebrecht.

Sin embargo, estamos insertados en un tema recurrente, cíclico como la temporada ciclónica, sin entender que el problema está en el incumplimiento a la ley del 5% del presupuesto público para la institución y que hay que buscar el diálogo, no el monólogo, ya que como docente  tenemos que viabilizar  la reestructuración de las áreas administrativas, académicas y docentes. Pero si la UASD somos todos: académicos, empleados y estudiantes, ¿qué sentido tiene que me regocije en buscar la falla a uno de los elementos del sistema, si faltando uno se derrumba dicho sistema?  Pues revisemos y pensemos la UASD como sistema, busquemos como docentes e investigadores cuáles son nuestras fallas y de esa manera buscamos las demás.  Inventemos un camino distinto a los que se han agotado.

Hay que mirarnos hacia adentro y entender que el dialogo y la convivencia son la vía más adecuada para cambiar lo que haya que cambiar y para viabilizar un aumento salarial. Con tal visión, tampoco dejaré que mi mirada se obnubile por el mito de esas  edificaciones que hoy exhibimos en la UASD y que se presentan como un mito vacío de significado, tal como lo aborda el discurso de Roland Barthes, quien explica cómo el mito trata de borrar huellas e historia, y se convierte en un rodeo, en un metalenguaje.

Si  desmontando el mito de las edificaciones de la UASD, las cuales son importantes, siempre y cuando busquemos donde hay crítica, conocimiento y no ideología, que es la única manera de  darnos cuenta de que el edificio tecnológico que se encuentra en la parte posterior de la biblioteca “Pedro Mir” se oculta una sobrevaluación en más de 1.190 millones de pesos, cuando su presupuesto original se estimó en menos de 300 millones de pesos. Pero las obras están ahí y es lo más importante, según el discurso de la ideología política de los corruptos y de los comentaristas pagados por la corruptela del país. Estos comentaristas dicen que la UASD hay que cerrarla y no piensan en buscarle una salida pertinente a la situación actual. Sin embargo, no dicen que en este país hay decenas y decenas de actos de corrupción y no hay un régimen de consecuencia, que lo que hay que hacer es encerrar a estos corruptos, no a la UASD ni a la nación dominicana.

Si caminamos unos cuantos metros, más allá del edificio tecnológico, nos encontramos con el majestuoso comedor, que está ahí, dando servicio, y nadie lo cuestiona, pero si vamos a buscar conocimiento,  no ideología, aunque no negamos los valores ideológicos,  el presupuesto original de la construcción del comedor se estimó en menos de 360 millones de pesos y se concluyó en más de 812 millones de pesos, y se sigue invirtiendo porque la obra presenta vicios de construcción , como todas las demás que se construyeron en el recinto de la UASD. Esto es, sin olvidar el parqueo constituido por 1.248 estacionamientos y que costó 1.300 millones, cuando su valor real no pasaba de 300 millones de pesos. Hay que comprender que la UASD se ha estado desangrando porque los recursos que le llegan no son suficientes para resolver sus precariedades, aunque muchos de sus problemas  sean  resueltos en el plano administrativo y docente a lo interno, no significa que no se le debe dar lo que por ley le corresponde.

No podemos pensar que  en la UASD los principales males  están en el docente,  el cual vive más de 4 años sin un aumento salarial, con secciones sobrecargadas con más de 80 estudiantes y la mayoría de los docentes carecen de vivienda. Con esto no digo que no haya que cambiar o reestructurar nada, que no haya que adecuarse a los nuevos tiempos en el plano educativo, la innovación y creatividad. Pero hay que comprender, presidente Danilo Medina, que con un presupuesto de 7.398 millones para 2017, la UASD seguirá desangrándose aun haciendo los reajustes necesarios en todos los ámbitos, ya que usted en la universidad se olvidó de su consigna en cuanto hacer lo que nunca se ha hecho.

Los paros y las marchas por un necesario aumento de salario han sido un accionar que es cíclico debido a las precariedades salariales de la mayoría de los docentes. Esto es así porque a la UAD no le entregan los fondos que por ley le corresponde. Es por eso que se vive mendigando al presidente de turno para que aumente los ingresos, luego sentirnos agradecidos, por seguir violando la ley del 5%, por seguir haciendo lo que siempre se ha hecho, no darle el presupuesto que por ley le corresponde a la Academia .

En su inmensa mayoría los profesores de la UASD hemos votado en diferentes torneos electorales por los exrectores pasados y por sus ex vicerrectores, así como por el rector y los vice rectores actuales. ¿Quién puede decir que quienes aspiran hoy a dirigir la UASD no correrán la misma suerte que el actual rector y vengan a decir que tienen la solución a tal situación?  Si esta lucha es de todos los uasdianos, asumamos nuestra responsabilidad y apuntemos al gobierno que al parecer siente placer al vernos desangrándonos.

Pero también si no cambiamos lo que hay que cambiar y nos comportamos como sujetos de pasión y no de razón y de capacidad para el diálogo, no seremos referentes de nada. ¿Cómo podemos hablar de solución hacia afuera si no buscamos soluciones hacia adentro en el entendimiento?  No podemos asumir un comportamiento irresponsable con nosotros mismos. No darnos cuenta que la herida que tenemos nos desangra y viene de esa violación al 5% del presupuesto público para la Academia, pero nosotros mismos estamos profundizando dicha herida. Nos duele la UASD cuando algún amanuense pagado por la corruptela, sin ética ni moral, vive despotricando en contra de nuestra Academia.

No somos idiotas y poseemos conciencia ciudadana sin buscar bandería política y sabemos que todos somos afectados en la UASD, porque se cree desde la casta política del poder del Estado que en dicha institución lo que hay es un grupo de idiotas que observamos, pero no nos indignamos.  Porque creen que somos idiotas piensan que se nos puede ocultar que el déficit fiscal del 8% del Producto Interno Bruto equivalente a más de 200 mil millones de pesos en el 2012, no tuvo nada que ver con la modernización de la UASD, con todas esas edificaciones que hicieron millonarios a unos cuantos exfuncionarios, mientras esta se desangra en la docencia e investigación.  Pero el bello jardín sigue en pie, mientras sus recursos humanos se degradan cada día, se le profundiza la rajadura en la razón, sin comprender que ha sido la corrupción en el Estado la que nos ha vaciado de significado y hoy sus periodistas pagados dicen que la cierren.

No sabiendo que el presupuesto que le entregan a dicha Academia sobre una población de 200,000 estudiantes equivalentes a unos 37 mil pesos al año por cada estudiante es una asignación que no se asoma al pago de un trimestre en una universidad privada.  Pero ellos no analizan nada de eso, como tampoco les interesa que se hable de la corrupción que desangra también a la República Dominicana.

Solo basta citar dos casos que han desgarrado la vida social y económica de los dominicanos: a) la corrupción en la compra de lo Súper Tucanos (2007) sobrevaluados y con entrega en el Congreso de 3.5 millones de dólares de soborno, y b) el caso de Odebrecht (2017)  que se coloca en el ámbito  transnacional  en cuanto a hipercorrupción  y lo más impactante en cuanto a corrupción, soborno y sobrevaluaciones en miles y miles de millones de pesos (más de los 92 millones de dólares) en  la historia dominicana, sin contar la sobreevaluaciones.

He ahí parte de los problemas que se presentan en la actual crisis, buscarle salida mediante el dialogo, las argumentaciones lógicas en las que el Gobierno asuma su responsabilidad en cuanto a entregar los fondos y que nosotros los uasdianos lo focalicemos para el buen funcionamiento de la institución, lo cual implica un incremento salarial, la regularización de la ARS-UASD y todos los demás problemas que hoy aquejan a la institución. Si no entramos en esa fase dialógica en la que el Gobierno tiene la principal cuota de responsabilidad, seremos Prometeo encadenado muy pronto o viviremos llevando la eterna carga del mito de Sísifo.