El próximo 15 de febrero se celebrarán las elecciones de autoridades en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, esta vez, estrenando un nuevo sistema electoral después de más de 40 años de transitar caminos de cosas inverosímil con el viejo métodos de los arrastres, amarres, deslealtades, simulaciones, falta de escrúpulo, hipocresías, mentiras y negocios de compras y ventas, un sistema que anuló los auténticos valores de una academia.
¿Quedará sepultado con el artículo 130 del nuevo estatuto orgánico parido por la reciente reforma institucional, el gran mercado en que se había convertido la UASD? Esta nueva norma obliga a un redimensionamiento y perspectiva de las relaciones intra-institucionales por su carácter de : simultaneidad de las elecciones y voto electrónico.
Las tradicionales relaciones de negociaciones y posicionamiento de las candidaturas estarán condicionadas necesariamente por nuevos métodos, estrategias, técnicas y acciones orientadas a responder a las exigencias de la nueva cultura electoral en la UASD.
Las próximas elecciones en la UASD marcarán una nueva ruta y una nueva cultura eleccionaria, los clásicos amarres y los resultados por arrastre quedan totalmente desfasados para estas nuevas elecciones, lo que obliga a repensar el trato y las relaciones interpersonales e intra-institucional.
El sistema de elecciones propiciará necesariamente el desarrollo de un liderazgo propio en la SEDE, los recintos y centros que darán respuestas situacionales y oportunas , se marcará con ello el inicio del anhelado desarrollo local de cada demarcación universitaria.
El rasgo distintivo de estas elecciones determinadas por la simultaneidad y el voto electrónico, la harán ágil, veraz y contundentes en sus resultados, habrá poco espacio para los oportunistas arribistas y, estarán mediadas esta vez, por la tecnología, la norma y la organización, no así, por el control subjetivo de los candidatos, siendo estas la conquista más significativa de las reformas. En este nuevo modelo eleccionario solo los visionarios cosecharán sus mejores frutos al interpretar con inteligencia el principio de que La norma y la tecnología no miden sentimientos, sino consecuencias y resultados.