Aparentemente, el gobierno dominicano, cree que los bolsillos de los contribuyentes son “inagotables” como le han dado por llamar a la República Dominicana, entiendo que se han creído el asunto, y por ello es que a través de una voracidad absurda, aviesa, y sobre todo hostil, sumamente hostil, se han dado a la tarea de iniciar, mantener y sostener una persecución contra todos aquellos que a duras penas debemos pagar la luz, la gasolina, los colegios más caros del mundo, además de seguros privados, inversores, plantas eléctricas y seguridad privada entre otras lindezas.
Los políticos, y los gurús de la economía en nuestro bello país, no les importa absolutamente nada, porque cada comisión y cada deposito es por millones de dólares, como se ha demostrado con el asuntico de Odebrecht, donde una serie de inútiles han cobrado comisiones millonarias por nada y para nada, solo para aceitar la maquinaria de la corrupción y el robo más vulgar.
Tienen los co…..nes de decir, afirmar y pretender sustentarlo con números, de que, la carga tributaria en nuestro país es de las “más bajas del continente”, claro que si, para ellos, quienes no compran gasolina con un cien por ciento de impuestos, no pagan el gasoil de sus plantas, no pagan la seguridad de sus viviendas, ni pagan choferes, ni absolutamente nada que la clase media debe pagar con sangre, sudor, lagrimas e intereses de tarjetas de crédito. Incluso tienen correveidiles pagos por el gobierno, que a su vez les buscan las chapiadoras y megadivas, ahora devaluadas.
Me llena de indignación, solo un numerito, que ningún periodista ha sacado a relucir y que solo a un ingeniero lo ha proclamado con la nota de vergüenza y escándalo que merece el dato.
En Punta Catalina, hasta el año 2017, se habían gastado más de QUINIENTOS MILLONES DE PESOS (RD$500,000,000.00) en publicidad, (Conforme la inefable auditoria de la Cámara de Cuentos). Seguro que esa cifra se ha duplicado hasta este momento, es una cifra de vergüenza, es una falta de respeto a esta sociedad, que todavía en el siglo XXI, lucha contra el Dengue, enfermedad de la pobreza, el retraso y la miseria.
Publicitar un producto, publicitar una empresa, publicitar una campaña de ribete comercial, es una cosa, pero otra muy diferente es publicitar una Planta eléctrica, que no ha dado ni siquiera un solo kilo de luz constante y limpia, que nos la han querido ajustar por donde mejor nos quepa, a golpe de clave y anuncios.
Este desgobierno, esta actitud más digna de Macondo, que de una sociedad que vive en un estado de derecho, donde los dineros que pagamos de impuestos son dilapidados sin ningún tipo de programa, miramiento o estrategia a corto o largo plazo, no tienen justificación alguna, constituyen reitero una burla y sobre todo, una falta de respeto a quienes todos los días, nos levantamos para tratar de llevar el pan a nuestros hogares y a los hogares de quienes dependen de nosotros.
Como una muestra más del despilfarro atroz de este gobierno, baste observar las grúas para construcción que se encuentran en las intersecciones de las avenidas 27 de febrero y John F. Kennedy con Máximo Gómez, asi como las que están instaladas en el Ministerio de Hacienda. Todas ellas tienen meses en dichos lugares, y cada vez que paso, no veo que han hecho un solo trabajo o levantado una sola viga o funda de cemento.
Sepa quién me lee que cada una de esas grúas cuestan solo de alquiler, miles de pesos diarios, y que estas deben ser pagadas por adelantado, calculen el costo abrumador que conlleva mantenerlas ahí, sin hacer absolutamente nada.
Solo una perniciosa sociedad entre quien contrata las mismas y quien las suple, justifican este mantenimiento innecesario en estos lugares, sin ser en absoluto necesarias, y sobre todo, sin planificación.
Esta sin razón, este despropósito lo pagamos usted y yo, hermano y hermana, y Magín, ahí, como quien no quiere la cosa.
Solo les recuerdo el merenguito de Fernandito Villalona, bueno para bailar y más que vigente al día de hoy; se puede correr la rosca.