¡Cuántos males estructurales arrastramos en nuestra sociedad dominicana ¡El que se propone transformar algunos segmentos distorsionados de la existencia social, recibe por osado las criticas y oposición de sectores poderosos que no aceptan cambiar el status tradicional que les produce rentabilidad y su protegido ritual de lujo y comodidad económica!. Por eso, observamos a dos protagonistas echando la pelea vigorosa por la institucionalidad, la decencia y colocar las leyes y normas al servicio de todos, sin menosprecio de aquellos segmentos sociales que fueron soslayados de la participación equitativa, favoreciendo elites que se lucraron históricamente.

Esos dos actores que se mueven en la gobernanza dominicana con estricta responsabilidad social con el sagrado objetivo de producir una reingeniería de la sociedad dominicana, debemos reconocerlos y exaltar su entereza de valor y entrega a los mejores intereses nacionales; me refiero a los titulares de la Procuraduría Fiscal de la Republica y al presidente Luis Abinader, responsable del Poder Ejecutivo. Ambas partes ejecutan acciones históricas que no fueron capaces de realizar los gobernantes en 60 años, en materia de transparencia de compras y contrataciones, en procurar justicia y procedimientos investigativos serios y sistemáticos para no caerse los casos graves de sometimiento; en ofrecerles independencia a los procesos judiciales y buscar normas de permanencia; todavía la generación actual no percibe la grandeza de estos hechos que van orientados a la No Impunidad y por vía de consecuencia a proclamar un verdadero estado de derechos, justicia y equidad.

Paulatinamente apreciamos una verdadera revolución social, institucional y moral por la que tanta gente entregó su vida, sangre y sudor, que no pueden soportar y rechinan políticos a la usanza de un pasado ominoso que les facilito favores, prebendas y contratos millonarios; más tarde que temprano las nuevas generaciones sabrán, con su olfato de Millenium, y el uso de la nueva tecnología agradecer y  reconocer la gobernanza que ustedes han desempeñado con ardor y sacrificio que no supieron otros asumir, atrapados en el oropel de la riqueza mal habida y los tejidos de la corrupción.

Esas son las razones que explican porque desde parcos diversos hay tradicionales políticos, miembros de los distintos partidos, empresarios y parte de la sociedad civil, que ostentosos se empinan para convertirse en contestatarios de las nuevas ideas, reformas y proyectos que emanan de la empeñosa gerencia de gobierno con la finalidad de concertar acciones para las doce reformas puestas en la mesa del dialogo convocado por el presidente de la Republica. Se observa un interés partidario, parcializado y reducido por los actores participantes, y lo menos es que piensen de instancia prioritaria en los intereses del pueblo dominicano, especialmente ahora que hemos instalado un gobierno transparente, gerencial, honesto y negador radicalmente de toda impunidad, tal como lo repite en sus declaraciones públicas.

Muestra de esos desajustes voluntarios los vemos en las Redes Sociales mediante grupos bien estructurados para poner a volar en sentido de posverdad, los mensajes más absurdos y reiterados para dar la impresión de certeza colectiva; como sucede en un canal repitiendo caminos vecinales, cañadas e impedimento de invasión de terrenos como si correspondieran a esta etapa de gobierno, aunque aparezcan en la T.V dañadas de viejo y caminos de tierra, que no pudo haber sido de menos de un año. Hubo y hay también muchas protestas en medio de la pandemia de grupos sonsacados que estaban en nominillas del Estado y piden prestaciones sin haber trabajado como hacen la mayoría de los dominicanos. Fue una mala práctica implementada como clientelismo y un mal ejemplo de vagancia impuesta por el ex partido de gobierno por 16 años, que hoy los empuja a crear malestar a la función pública. No aportan críticas constructivas, resentidos por el sometimiento a que la sociedad los ha cercado moralmente.