Si no hacemos lo que debemos hacer, crearemos una Tormenta Perfecta al combinar la epidemia de la enfermedad Covid 19 con las elecciones nacionales. Convocar a votar 7 millones 473 mil, 172 electores para el próximo 5 de julio en 4,321 recintos cerrados, es acción de alto riesgo epidemiológico. Si deseamos preservar la democracia, con unas elecciones saludables entonces actuemos con epidemiología inteligente.
Matemáticamente estos 7,473,172 electores o los 5,231,220 de votantes efectivos esperados, procesados con la tasa de ataque promedio de los últimos 15 días que es igual a 11% promedio, generarían probablemente unos 575,000 electores con posibilidad de tener la presencia del virus de forma larvada y latente, pero con capacidad infectante. Si la tasa de ataque se reduce alrededor de 5.5% diario fuera la mitad de los infectados esperados anteriores. Es decir 1 de cada 9 electores podría estar positivo. Si por su parte, fuéramos más conservadores y consideramos la tasa de morbilidad por 100 mil habitantes aportada por las pruebas ejecutadas por el Ministerio de Salud, los 3,614 o más positivos de hoy 18 de abril, proyectarían 1 caso cada 1,500 electores participantes. En ambos grupos de valores, extremos y conservadores, la situación es de agudo cuidado.
Las propuestas que comentamos tienen como referencia el monitoreo de la epidemia que hace el Plan Estratégico de Santiago con datos oficiales. También nos basamos en sesiones que vía la aplicación virtual Zoom, realizamos los miembros de la Liga Ciudadana. La Liga como tradicionalmente se conoce, es una entidad voluntaria con más de 50 años aportando propuestas a favor de la democracia. Espacio que ha sido visitado por casi todos los Presidentes dominicanos de las pasadas cinco décadas, incluyendo el presidente Danilo Medina que ha estado en tres ocasiones.
La Junta Central Electoral (JCE) resolutó la convocatoria de elecciones extraordinarias de primera y segunda vuelta para principios y finales de julio. El problema podría aparentar solucionado si y solo sí, el evento electoral no precipita un gran rebrote nacional con miles de nuevos enfermos y fallecidos con el subsecuente nuevo daño generalizado a la economía nacional. El asunto es más grave aún pues sólo la República Dominicana (Jul2020) y Estados Unidos de América (Nov2020) son las dos únicas naciones de América que en este año 2020, combinarían la pandemia de Covid-19 con procesos electorales nacionales. Chile tiene un referéndum constitucional que podría ser pospuestos.
Entonces en la República Dominicana las medidas epidemiológicas y salud pública tienen que ser ejecutadas como se debe. Si no hace lo que se tiene que hacerse, las elecciones no podrán ser realizadas en julio sin mitigar el alto riesgo epidemiológico que conllevan, y en tal virtud debemos tener un Plan B de carácter constitucional para tomar las acciones políticas que impone la ley de leyes, con la condición de que un gran pacto nacional medie las labores necesarias al respecto.
Obsérvese que las cinco (5) provincias y grandes municipios impactados por la epidemia son exactamente los territorios de mayor concentración de electores. Es decir el Distrito Nacional, Duarte, La Vega, Santo Domingo y Santiago. Territorios a los que se deben agregar a Puerto Plata, San Cristóbal y La Altagracia. Santo Domingo tiene 531 recintos, el Distrito Nacional 268, Duarte 202, La Vega 213 y Santiago 449, más los recintos de otras provincias críticas tendríamos alrededor de 2,000 recintos.
Se impone que la JCE consulte y coordine un Plan de Prevención Especial Electoral (PPEE) con el Ministerio de Salud Pública y la Comisión de Alto Nivel de Manejo de la Epidemia. Las acciones preventivas de rigor y las intervenciones de impacto que a criterio del grupo de epidemiólogos, salubristas y expertos en procesos electorales y salud, son recomendables y están probadas como efectivas. La consulta prudente a los organismos de Naciones Unidas como el PNUD, es fundamental.
Es nuestra consideración que las primeras acciones serían de competencia de la JCE y del Estado dominicano en su conjunto, garantizando que en los 4,321 recintos y especialmente en los más de 2,000 de éstos que son más críticos, se guarden las condiciones de aseo, higiene y desinfección de los diversos locales y de las vías de su entorno. La semana antes del proceso electoral todos los recintos electorales y su entorno viario deben ser intervenidos con un aseo especial de sustancias desinfectantes especiales de las que recomienda la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Todas aquellas personas electores que tengan síntomas sospechosos del Covid-19 no debieran participar en las elecciones, a menos que no se creen condiciones para que sus votos fueran ejercidos con seguridad.
Todos y cada de los recintos críticos deben tener condiciones de aseo personal, lavado de las manos y gel desinfectante para los votantes, el personal de la JCE, los presidentes, los secretarios y delegados. Recomendamos el control de la cantidad de delegados y promotores políticos con gafetes por cada colegio electoral. Asimismo debiera existir dentro de los mismos recintos, mecanismos de vigilancia epidemiológica especial de la temperatura que se consideren y midan el riesgo del votante, dándole condiciones de protección para depositar su voto.
Debe estratificarse la población votante. Sugerimos que los votantes de mayor riesgo como los adultos mayores de 65 años así como la población votante de las mujeres debieran ejercer su derecho al voto en la mañana. Los hombres y los jóvenes debieran ejercer el voto en la tarde. Esto así sin quitar el derecho algún votante que por una causa u otra no pueda ejercer el derecho al voto en el horario correspondiente.
Finalmente, otras acciones debieran ser asumidas por los partidos políticos participantes en coordinación con la JCE para dotar de mascarillas y guantes a los votantes. Igualmente es de rigor reforzar las brigadas del sistema 9-1-1 y de los equipos técnicos de vigilancia epidemiológica. Un gran evento electoral implica un riesgo epidemiológico, asumámoslo entre todas y todos.