Soy de los que piensa que posiblemente por estar la historia escrita por hombres la mujer ha sido estigmatizada en todas las culturas y sociedades. En el relato del génesis Eva ha sido la causante de los males del mundo. En la mitología griega Pandora es la culpable de las maldades de los seres humanos.

Para los pensadores griegos como Platón y Aristóteles un hombre debía tener sexo con una mujer si era para procrear, pero si era por placer veían conveniente que se acostara con otro hombre pues sostenían la idea que cuando te acostabas con una mujer tu inteligencia disminuye, inclusive Aristóteles llegó a definir la mujer como un animal de pelo largo y mente corta.

El hombre ha sido educado en una cultura de permisividad y la mujer en un contexto de restricciones. Cuando una mujer decide asumir un estilo de vida parecido al del hombre, sobretodo en lo que se refiere a tener parejas, diferentes epítetos se ciernen sobre su imagen.

En la década de los ochentas y hasta principios de los noventas recuerdo que la expresión utilizada para las chicas que cambiaban de pareja con cierta regularidad era el de “avión”. Inclusive un merengue fue popularizado por la orquesta La Gran Manzana titulado “Es un avión”.

A finales de los noventas el concepto utilizado sería el de jíbara, sin tomar en cuenta que un jíbaro en Puerto Rico es un campesino. Desconozco la razón de por qué se les llamaba de esta manera.

Entrado el año dos mil aparece un fenómeno nuevo en el escenario que serían las denominadas Megadivas. Estas mujeres encarnaban un nuevo modelo en el camino de las conquistas femeninas pues su blanco de público serían hombres adinerados que pudiesen cubrir sus exigentes gustos.

Posteriormente aparecería en el escenario otro vocablo que llamó mi atención “Una mala”. Dos artistas urbanos describen lo que es una mujer mala: El clasicom y Milka las más Dura.

El Clasicom en su salsa “Mala” la define de esta manera: “es una desacatá que le gusta el ron, hace pila de coro en el colmadón, que le gusta batear para llegar al home la tipa es una mala. Tiene un novio que vive en un callejón, que priva de bacano y de tiguerón, por eso es que he llegado a la conclusión que ella es una mala”.

En cambio la mala que describe Milka es la historia de una mujer que se cansó de aguantarle vainas al hombre y decidió cambiar.

“Con tigo yo fui bacana, tú sabe que to’te lo daba, yo era muy buena con tigo, y tu a mis espaldas siempre te burlabas. Tú tiene miedo que yo te me vaya, y salga todita las noches a gozar como tú gozaba. Entonces tu ere masoquista, mientras más mal te trato te asfixia. Por ti se viró la baraja, quien ríe de último gana, ahora soy yo la que sabe de ti y de mí tú no sabes nada”.

La mala es el modelo de mujer que ha preferido ser ella antes que ser lo que otros quieren que sea.

Ser mala, en el contexto masculino, es esa frontera entre no parecerse al hombre o claudicar en los intentos de ser ella misma.