Cuando ganó Danilo Medina en el 2012 dije que el PLD debía poner atención no en el triunfo que habían conseguido, sino en el 47% que obtuvo Hipólito Mejía un candadito que apenas ocho años antes había salido del gobierno con la peor valoración de la historia y dejando una crisis económica sin precedentes.
Si una persona tan desacreditada podía sacar un porcentaje tan alto era una señal de que la “magia” del partido oficialista se estaba agotando y necesitaban reinventarse.
Pese a esa señal que enviaba la población la oposición fue torpe y no supo sacar provecho de la coyuntura que le ofrecía el país. Como el Presidente Medina había dicho que se iba a repostular la oposición invirtió demasiado tiempo enfrentando al enemigo equivocado pues cifraron sus ataques contra Leonel cuando el Presidente era Danilo y esto le permitió al gobernante pasar cerca de tres años gobernando a sus anchas con una oposición dislocada.
Por eso, cuando se decide la reelección la oposición quedó sin cartuchos suficientes y para colmo siguieron con sus torpezas. Cuando se tiene un enemigo común lo más idóneo es unirse, pero se dice que el sentido común es el menos común de los sentidos. Honestamente no creo que Danilo Medina hubiese ganado estas elecciones con un frente opositor sólido y les diré por qué.
Los tres principales partidos de este país están pasando por una severa crisis. El PRD pasó de ser la mayor fuerza de oposición a un partido visagra con apenas un 5% de los votos válidos emitidos. El PRSC hace tiempo que esas siglas solo sirven para negociar y sufrieron otra dura división al apoyar al PRM de manera que tampoco significaba amenaza alguna. En el PLD no hay que ser un dechado de virtud para darse cuenta la estratificación interna que ahí se vive entre danilistas y leonelistas. Fíjense que entre ellos mismos se están acusando de haber interferido para que candidatos que representaban alguna de las tendencias perdiera como sucede con el Distrito Nacional donde perdió un leonelista o en el Seybo donde perdió un danilista. Ellos no han buscado las causas de su derrota fuera ni en el adversario, sino adentro.
Ante esta situación ¿qué nos queda? He dicho que hace tiempo en nuestro país están creadas las condiciones para que surja un nuevo liderazgo capaz de insuflar un aire fresco, pero no ha surgido uno que sea capaz de unificar la oposición y despertar en el pueblo ese sentimiento de querer un cambio como sucedió en España con el Partido Podemos de Pablo Iglesias.
Lo que ha salvado al oficialismo ha sido la torpeza de la oposición, por eso Luis Abinader lucha incansablemente por lograr un posicionamiento que no tuvo en la campaña y que ha visto amenazada por jóvenes que están despertando grandes pasiones dentro del mismo PRM y que ganaron con porcentajes que casi doblan lo que él sacó en la presidencial para muestra varios botones: David Collado y Faride Raful, entre otros.
Ojalá que la oposición se ponga pa’lo suyo, que dejen el mal vivir y creerse los únicos con capacidad porque de otra manera no van a ganar nunca y gobernará el PLD hasta que a ellos les dé su gana porque si algo nos han enseñado es que, de cuando retener el poder se trata, son capaces hasta de aparentar unidad cuando entre ellos viven como la fiesta de los monos.
Como dijera Julio César al cruzar el Rubicón “Alea iacta est” o sea “la suerte está echada”.