El llamado “socialismo del siglo XXI” que apareció en América Latina como sucesor del enterrado socialismo del siglo XX por el derrumbe de los regímenes socialistas europeos ejemplificado por el muro de Berlín comienza –lamentablemente- a zozobrar con los reveses sufridos en Argentina con el ascenso de Mauricio Macri a la presidencia argentina, la deriva del tsunami brasileiro con toda la clase política incluyendo al Partido de los Trabajadores devorados por la corrupción, y las apetencias totalitarias surgidas en Nicaragua y Ecuador, a las que se agrega el deterioro del clima social en Venezuela. ¿Cómo ser candidato de izquierda en un ambiente tan enrarecido?
El candidato socialista a las elecciones presidenciales chilenas, Senador Alejandro Guiller, presenta crudamente el resultado de la miopía ideológica en materia económica que el “socialismo del siglo XXI” ha causado a las posiciones progresistas en América Latina, en una entrevistas servida por el El País, y disponible en el siguiente enlace: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/04/21/america/1492740783_525136.html
A la pregunta de ¿Cree que la izquierda latinoamericana desaprovechó los años buenos de las commodities?, su respuesta es ilustrativa: “Lo que pasa es que yo creo que los Gobiernos de izquierda de América Latina no tuvieron un proyecto de desarrollo sustentable que generara una nueva dinámica política y económica, sino que aprovecharon los buenos precios del superciclo de las commodities y hubo más gasto público, pero sin transformar las estructuras sociales. Por lo tanto, quedaron endeudados, con altos compromisos, sin tener cómo financiarlos. Eso sí que tiene atisbos de populismo.”
Creo que debió explicitarlo más: el error de la izquierda fue que cayó en la trampa del populismo. Despilfarraron la época de las vacas gordas y ahora no saben cómo gobernar en el período de las flacas. Una crítica velada al chavismo, que ante los malos vientos actuales, reprime con vocación totalitaria unas protestas “alimentadas” por su desacertada política económica.
La respuesta a esta inadecuación de las economías del socialismo del siglo XXI no se adecúan a la economía de servicio, cibermotorizada y que funciona con un manual diferente. El senador Guiller respondió señalando la ignorancia de la izquierda: “Hay un libro que dice Por qué fracasan las naciones y te dice que los países que son basados en economías primaria-exportadoras, su élite está conforme con ese modelo, y es difícil que quieran abrir las estructuras económicas, la participación social y política, porque mueren en ese proceso. En Chile dar el salto hacia una economía moderna, con cadenas de valor, con una sociedad más libertaria y más participativa, es destruir ese modelo que ellos controlan.”
Es interesante que el Partido Socialista (el de Allende) escoja a un candidato independiente de la maquinaria de los últimos cincuenta años para postular a una figura de los medios (comentarista noticioso por las últimas décadas), que se decanta con una crítica a la izquierda gobernante en retirada y que propugna por un régimen de innovación económica.
Suena como una utopía o, por lo menos, como una contradicción en sus términos. Quizás, es lo que falte para romper el ciclo de desesperanza que vivimos los pueblos latinoamericanos, incluyendo a este pueblo dominicano que no sabe si luchar contra la impunidad o acomodarse a ella. No tenemos liderazgos que puedan ver más allá de sus narices: ser de izquierdas para gobernar como las derechas. La historia de la política dominicana.