El tres de agosto del 2011, el periodista Juan TH, en su columna del vespertino “El Nacional”, se preguntaba qué buscaba Danilo en Brasil. Comentó: “El PLD le ha tomado a Brasil un amor extraño, sospechoso. Empresas brasileñas están en la construcción de puentes, elevados, túneles y carreteras”. El veterano analista fue el primero en alertar sobre aquel singular viaje.
Quiero ayudarle a resolver aquella interrogante, aunque a estas alturas del escándalo las tenga resuelta. De todas maneras, le organizaré algunos datos, y así podrá darse el gusto de exclamar ¡más claro no canta un gallo!
Ah, y de pasada, coloco una fotografía del viaje, tenebrosa, premonitoria – o auspiciosa; depende si has quedado favorecido o engañado. He aquí la secuencia.
2002, afianzado Leonel en el poder. Odebretch construía gran parte de las obras de infraestructura en este país de forma monopolista.
2011, el candidato Medina visita brevemente Brasil con el propósito de granjearse el apoyo político de Lula Da Silva y Dilma Rousseff. (En esa estadía se toma la fotografía del entonces candidato seguido de cerca por Joao Santana, sombra del futuro mandatario.)
2012, la campaña presidencial del PLD resulta ser una copia exacta de la brasileña. El consultor Santana ya había tomado plena posesión de la propaganda estatal.
2013, Lula Da Silva aterriza en el país con el propósito, en apariencia, de intercambiar abrazos con su amigo el presidente dominicano.
2014, se firma el contrato para la construcción de dos plantas de carbón con Odebretch. El resto de licitantes y los partidos de oposición acusan al gobierno de cometer graves irregularidades durante el proceso.
2015, se acusa al expresidente Da Silva de haber financiado sus viajes a Cuba, Angola y República Dominicana, a través de la constructora Odebretch, con el propósito de cabildear contratos y mostrarse generoso con importantes políticos de esas naciones.
El “mercadeiro” Santana seguía instalado en palacio dirigiendo a su antojo la campaña reeleccionista de Danilo Medina. En las oleadas de chisme políticos viajaban rumores sobre la procedencia de los fondos para pagar a tan costoso asesor.
2016, el consultor de nuestro presidente es apresado en Río de Janeiro. Confiesa tener cuentas “off shore”, y una o dos compañías dominicanas vinculadas con el Estado.
2016, marzo, “O Ministério Público de São Paulo (MP-SP) denunciou à Justiça, nesta quarta-feira (9), o ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva por crimes de estelionato, falsidade ideológica, organização criminos e lavagem de dinheiro…”
2016, marzo, el periódico “O Globo du Brasil”, hace pública una información donde se afirma que Joao Santana recibía de Odebretch dinero para dos tipos de servicio. Uno que cubriría gastos de campaña para Lula y Dilma, y otro para los “amigos del lulismo”. Denuncian que la relación de Santana con la poderosa constructora era clave dentro de una red criminosa de lavado y soborno: manejaba y escogía candidatos intentando multiplicar contrataciones para la compañía. (O Globo du Brasil)
Una colaboración especial entre agentes suizos, norteamericanos y brasileños devela que ejecutivos de Odebretch utilizaban cuentas en paraísos fiscales para pagar sobornos y campañas en el exterior. Cuentas manejadas por Marcelo Odebretch, condenado a diecinueve años de cárcel la semana pasada. (O Globo du Brasil)
En otras palabras, Juan TH tenía razón: hubo “gato entre macuto” en aquella visita del candidato a Brasil en el 2011.