Hace unos cuantos años una amiga me visitaba. En medio del llanto me decía de la gran soledad que tenía, la dejé llorar todo lo que pudo, yo permanecí en silencio, pero la acompañé en su pena.
Cuando estuvo más calmada le dije que todos en algún momento nos sentíamos solos.
Muchas veces en medio de la multitud, nos sentimos solos. Los que tenemos hijos, nos sentimos solos. Los esposos muchas veces sienten la soledad. Sentimos la soledad en la escuela. Podemos estar rodeados de amigos, sin embargo, nos sentimos solos. Pero no debemos dejar que la soledad nos abata.
Otras veces estamos físicamente solos, pero nos sentimos acompañados por los que no están, los que ya partieron, su presencia es real.
La soledad, ¿un bien o un mal? Sacar provecho de ésta es un privilegio. Vivir solo crea manías. Nos gusta disponer de nuestro espacio a nuestro antojo, sin que nadie nos importune. Tenemos un reguero y… a nadie le importa. ¿Que nos quedamos en piyama el día entero? Es muestro problema. Si no queremos tender la cama para tirarnos en ella en cualquier momento, es ¡buenísimo! Que al levantarnos no nos queremos peinar, ¡fantástico! Que queremos calentar la comida del día anterior, ¡fabuloso! Si queremos cantar, lo hacemos. Si es silencio lo que queremos, lo tenemos.
Sacar provecho de la soledad es un arte. Podemos leer esos libros que siempre quisimos leer y no tuvimos tiempo. Bordar, tejer, hacer manualidades, pintar, ver películas, leer todos los periódicos locales y del mundo, ver noticias de todos los países y comparar la situación con el nuestro, escribir, lo que sea, lo que le venga en ganas, cocinar, preparar dulces para regalar. Hacer crucigramas, sopas de letras, hacer solitarios.
Hay infinidad de cosas que se pueden hacer para que la soledad y el tedio no nos consuman.
La soledad es buena, pero no hay nada mejor que ver llegar a los hijos y nietos y compartir momentos de alegría.
Los nietos llegan y acaban con la paz. Se comen todo, se beben toda el agua, ocupan nuestra cama, encienden la tv sin pensar que lo que queremos ver no es eso, usan en un mismo momento, celular, computadora y televisión. Crean lo que se puede decir, un verdadero caos, pero, ¡qué rico!
Quien está sola o solo por elección, porque no encontró con quien compartir su vida, por divorcio o viudez, que disfrute esa oportunidad de reencontrarse y realizar actividades que le darán mucha satisfacción.