Al comenzar esta serie de artículos los titulé como la sociedad del entretenimiento y la farándula, la he llamado así porque el entretenimiento ocupa el primer lugar en la escala de valores y preferencias de una gran mayoría de los miembros de nuestra sociedad, lo que ha resultado en una comunidad llena de rutinas no productivas, capaces hasta de entorpecer el desarrollo intelectual, situándonos en un escenario dramático en el cual una cultura de masas, que nace del simplicísismo y del predominio de la imagen y el sonido sobre la palabra, que se ha devaluado arrastrada por una frivolidad considerada como la gran virtud moderna, mostrando una actitud superficial y ligera, en definitiva todo lo opuesto a la profundidad y seriedad del espíritu y el conocimiento de temas de importancia humana.
Estamos construyendo una sociedad donde todo se considera cultura, incluyendo lo que es vulgar y de mal gusto, pero si entretiene y divierte es aceptado como tal, la cual se ve hoy reducida a una cultura con una actitud frívola, vanidosa, llena pasatiempos, caracterizada por chismografía y escándalos de figuras políticas, públicas y de la farándula, aupada por un sistema de publicidad de mercadeo y propaganda propia de las culturas de masas caracterizada por información rápida superficial con un contenido fugaz que desaparece en poco tiempo sin dejar huellas.
Figuras como el intelectual, el científico y los grandes maestros han desaparecido del escenario cultural en gran parte debido a que la sociedad ha perdido su interés en ellos y los ha apartado de su agenda para ir en busca del entretenimiento y la farándula como tema principal de vida, creando una dicotomía entre lo que fuera la producción artística y literaria de antaño que seguía los modelos clásicos, manteniéndose en el tiempo por su belleza, delicadeza y la intención de perpetuarse más allá de lo imperecedero, en contraste con la nueva orientación cultural.
Sin embargo la producción moderna de hoy busca lo fácil lo fugaz y lo trivial, dando al traste con cualquier obra de Puccini, una ópera o sinfonía de Mozart, o la magia lirica de un bolero romántico, un libro de contenido social de Víctor Hugo, Erick Fromm, o una novela clásica de Alejandro Dumas, los cuales han sido sustituidos por un concierto de Madonna, de Shakira, Daddy Yankee y Omega, o por una novela cualquiera de Dan Brown repleta de datos ilógicos, distorsionados que al ser traducida del inglés pierde su poco brillo literario, cuyo reflejo productivo y calidad cultural generalmente no perduran más allá del tiempo de duración del evento.
El tema de la cultura del entretenimiento en la actualidad constituye uno de los temas más discutidos a nivel global, sin embargo, es un fenómeno complicado y difícil de seguir por su complejidad, ya que al ser este un evento sociosicológico, abstracto, es difícil entender el proceso como un todo; y solo puede ser comprendido como parte de una sociedad de consumo capitalista en la cual ambos, el consumo y dicha cultura de masas, van cogidas de manos. Vivimos en un mundo global que nos exige y nos obliga a una preparación calificada y una mejor capacitación técnica, científica de alta calidad para poder competir en un mercado global
Nuestra sociedad no debe ni puede darse el lujo como otras sociedades ricas y avanzadas técnica, científica y culturalmente, ya que estas practican abiertamente el consumo y la trivialización cultural, pero en nuestra sociedad estos vicios de consumo y cultura de masas nos llevan a comportarnos ajenos a nosotros mismos, ya que esta nueva forma de cultura rápidamente ha escalado niveles alarmantes en parte debido a nuestra debilidad educativa, que expone a nuestra sociedad a ser presa fácil de estos vicios, que inconscientemente se practican como un escape a las grandes calamidades, precariedades y necesidades de nuestra actual organización social.
Continua.