Uno de los hechos históricos resultantes del neoliberalismo y el consumo lo ha constituido el fenómeno de la masificación de la cultura, que se inició con la aparición del consumo en masa y los economistas y los empresarios industriales de sociedades desarrolladas rápidamente se percataron de la necesidad de producir bienes y servicios en gran escala, notando además  que había la obligación de captar un público consumidor, lo que ocasiono una táctica psicológica de captación orientada hacia la publicidad, mercadeo y propaganda como parte del aparato de promoción, guiado hacia la captura de un público consumidor ideal, encontrando el estamento de la cultura popular o de masas como un segmento fácil de cautivar y con un gran número de seguidores por su simplicidad, falta de esfuerzo y carente de un contenido de calidad.

Las grandes fábricas y corporaciones multinacionales se interesaron en crear un mercado cultural dirigido hacia los gustos y preferencias de masas creando un bazar de cultura para colocar y vender sus productos, mercado que  fue secuestrado por el entramado del consumismo industrial, encontrando un común denominador: El entretenimiento y la diversión, que reclutó un amplio grupo de las masas calificado como un público consumidor por excelencia, caracterizado por un gusto simple, de preferencia por temas no complicados, sencillos, que no envuelven un gran esfuerzo para su manejo y aprendizaje, trayendo por consecuencia una cultura débil, sencilla y carente de contenido.

La masificación cultural ha creado un espacio para colocar sus productos relacionados al entretenimiento y ha sido rápidamente captado por el  consumismo industrial, formando un mercado para promover y vender sus productos, creándose así la explotación de la diversión que abarcó gran número de grupos y factores que componen esta industria,pero siendo los más importantes como un buen blanco comercial; la moda, la música popular, los chefs y su arte culinario, los comediantes y los deportistas, se podría entender que gran número de países han sido afectados por este movimiento que ha sido vendido a través de los medios de comunicación masiva, que utilizando la prensa hablada, escrita, la televisión, la internet y sus redes sociales, al igual que la industria cinematográfica, nos han creado un efecto Pavloviano de estímulo y respuesta a través de mensajes subliminales y un bien organizado sistema de publicidad y propaganda masiva capaz de sugerirnos y hacernos actuar de una manera diferente, originando así una industria cultural que vende información, entretenimiento, deportes y farándula, dejando a un lado los valores culturales de calidad  superior, remplazándolos por una cultura popular o de masas que se vende como una mercancía más dentro del sistema de consumo.

Numerosos trabajos sobre este tema han sido descritos, siendo entre los más reconocidos las ideas del laureado escritor español Jose Ortega y Gasset y su conocido ensayo “La Rebelión de las Masas”, otros autores que han contribuido al estudio y análisis en la temática de la civilización moderna, han sido el intelectual francés Guy Ernest Debord con su ensayo “La sociedad del Espectáculo”, y en años  más reciente el conocido intelectual, escritor y novelista peruano Mario Vargas Llosa, y su ensayo “La Civilización del Espectáculo” todos llegando a una conclusión consensuada, sobre la degradación del concepto de cultura clásica y denuncian la sustitución de esta por una nueva cultura de masas.

El proceso de masificación parece simple pero si se observa de cerca es bien complejo y solo podría entenderse si lo vemos desde un punto de vista psicológico y social, el cual es constantemente  manipulado por esos medios de comunicación masiva dirigidos hacia una cultura de masas a través de medios tecnológicos que propagan información y sugerencias en una forma indiscriminada para un público el cual no conocen, pero ejercen influencia directa sobre estos, encargándose de difundir los atributos y beneficios culturales de estos productos de consumo.

La sociedad industrial donde se ha implantado este proceso, la vida social ha sido manipulada por este sistema y los valores genuinos han sido sustituidos por lo superficial y lo simple, dominando el carácter social a través de una relación con la colectividad, mediada por los medios de comunicación masiva a través de la publicidad y propaganda orientada hacia una cultura de masas (popular) que enajena al hombre como resultado de un condicionamiento de orientación mercantil dentro de su estructura capitalista.

Continua.