Una y otra vez leía una nota de prensa donde un dirigente de la sociedad civil afirmaba: "mientras no existan políticos capaces, maduros, honestos y responsables no se podrán remediar ninguno de nuestros males"
Me sorprendió el hecho de que esa afirmación tan errada fuera parte de un discurso de un activista social. Desperdicia un espacio vital, en un medio de comunicación, para poder incidir de manera directa en el debate público y generar en la población un sentido de pertenencia e interés hacia los temas fundamentales de una Nación.
Esas afirmaciones lo que indican es que el activista social ha desvirtuado la esencia de lo que debería ser una sociedad civil al servicio de la ciudadanía. Se ha puesto a la altura de ese tipo de política que la gran mayoría detesta y repudia. Es una forma muy inmadura de lavarse las manos y decir que toda la culpa es de las/os políticos. Esa siempre ha sido la mentira más repetida dentro de la acción política.
Debo confesar que me dejo con un sabor amargo. Pienso que es una irresponsabilidad asegurar ese sin sentido y culpar a la clase política de todo lo malo que pasa. Y digo más: ¿Cual es la responsabilidad de los que no están en política?
Nunca me ha gustado generalizar, pero veo con mucha preocupación el hecho que muchas organizaciones de la "sociedad civil" en Latinoamérica están conformadas por dirigentes que se creen y quieren parecer celebridades de la farándula, y que lo primero que hacen cuando les toca dirigir movimientos ciudadanos es comportarse con la parafernalia de una parte de la clase política prepotente y vacía que tanto ellos/as critican.
Se acomodan a los privilegios que les da el poder de la "sociedad civil", manejan recursos del Estado, no les agrada mucho la fiscalización de los mismos, tienen empleados que cobran en instituciones públicas sin trabajar, cuentan a su cargo y discreción el servicio de policías y militares, entre otros privilegios.
Parecería medio "kafkiana" esa involución de muchas organizaciones de la "sociedad civil tradicional", pero lamentablemente pasa en muchas sociedades de nuestra América Latina, de pronto se levantan y están convertidos en otro ser, dando discursos y asumiendo actitudes que los colocan del lado de lo que tanto se critica y se exige.
Pero eso llama a la esperanza que este movimiento internacional de los "indignados" pueden venir a sacudir a esa sociedad civil aletargada y acomodada en argumentos cada vez con menos contendido, que poco a poco va perdiendo la conexión y credibilidad de una sociedad de por si desesperanzada.
Indignados es un buen punto de inflexión, es una buena oportunidad para replantearse este tipo de movimientos, que coadyuven a impulsar un nuevo discurso dentro de la sociedad civil. Aquella que se quede atrás en el mismo "contenido", siempre tendrá la opción de constituirse en un Partido Político de acuerdo a la ley electoral de cada País…
Así que nada, indignaos… a ver qué pasa!