Es difícil encontrar una explicación que no resulte odiosa para algunos cuando cuestionamos la situación del noroeste debido a la sequía.  Los ganaderos y pequeños productores claman por ayuda y el Gobierno se reúne urgente en busca de respuestas que mitiguen el panorama que actualmente enfrentan.   Claro que es preocupante para todos los vinculados al sector.  Pero es también una situación angustiante para la pecuaria,  agricultura en general, y la población en su conjunto.  La sequía arropa lentamente casi toda la  nación.    

Se informa oficialmente que 26,000 tareas de arroz no se podrán sembrar debido a la falta de agua en el bajo Yuna; es sabido que preparar el terreno a esos fines amerita mucha agua.  En el valle de San Juan de la Maguana hubo casi nula producción de arroz el año pasado por la misma causa.  Miles de familias son afectadas,  pero la economía nacional también se deteriora y qué decir de nuestro cada vez más mermado potencial de exportación agropecuario.

Se realizan esfuerzos para mitigar los efectos de la sequía.  Hasta dónde existen recursos en esta época postmoderma que permitan prevenir y mitigar eficazmente esta situación?   Se necesita una capacidad que parece estar ausente!

Mas aún, estamos hablando de una ecuación matemática tan simple que resulta difícil entender la ausencia de mecanismos de prevención que a todas luces evitarían nos enfrentemos a situaciones previsibles y atendibles.  Desde noviembre 2018 el Sr. Antonio Cocco Quezada, Topógrafo Meteorólogo muy bien acreditado, viene advirtiendo sobre la situación que estaría presente en este tiempo.  Al parecer su advertencia no fue ni escuchada ni atendida.   Ahora sólo queda buscar solución de crisis ante un escenario advertido desde hace meses.

La pregunta obligada es hasta cuándo nuestro país estará ignorando previsiones que viabilizarían respuestas positivas a un potencial problema muy anunciado?   Previsión que evitaría la quiebra de productores con una frágil economía y al país una merma en la producción que, además, elevaría potencialmente su costo.  Al final, recae como lluvia sobre todo el país el nefasto resultado de ausencia de previsión oportuna e inteligente.

Este es un tema de muchas aristas que permea negativamente toda la isla.  Cómo es posible que, en nuestro pais , con problemas anuales de sequía, se siga permitiendo la tala de árboles indiscriminada en zonas sensibles y protegidas porque coartan la vida de un medio ambiente viable y saludable?   Es que acaso se desconoce la situación en que se encuentra Haití,  que debido a la tala de árboles su territorio y economía mantiene una alarmante crisis?

Visto el resultado de gestiones que no satisfacen las necesidades de la población y que repercuten negativamente en la vida nacional, la sociedad dominicana debía abocarse a dar seguimiento contínuo a factores de importancia fundamental para la estabilidad económica,  alimentaria, y la propia paz.

Esta es una problemática que se debió atender antes de que se convierta en crisis, ya que la economía de la zona en cuestión está cimentada en un 70% en la agropecuaria.