La naturaleza humana es un fenómeno que se escapa de las manos de la matemática exacta. No podemos determinar con exactitud la reacción de todo ser humano a los acontecimientos de su diario vivir, solo sabemos que estos hechos nos cambian para bien o para mal.

Somos criaturas capaces de tantos extremos ambiguos que al presentarnos una problemática que ponga en juego nuestros principios, dudamos de todo lo que comprende la vida. Estos problemas nos llevan a la superación de nuestras expectativas. Pero esta superación es lo que no podemos predecir.

En el cine se llega a entender que son estos extremos los que definen a un personaje. Cuando presentamos a un personaje con el poder de matar, el poder de destruir o el poder de violar todo principio de la sociedad, vemos cuales son sus verdaderos colores.  Estos acontecimientos, no importa lo muy lejanos o ajenos a nosotros, son verdaderos y posibles.

En su simplicidad, el cine no es más que el estudio psicológico del comportamiento humano. El estudio del ¨¿Por qué?¨ de sus reacciones.

Nuestro trabajo es el de crear sentimientos y reacciones, dándole al ser humano el poder de tomar decisiones extremas: Decidir lo que haría con una situación de canibalismo, con el poder de torturar y humillar; el poder de alzarse en el momento o no.  Educando a la humanidad sobre su humanidad.