Es imperativo destacar que los policías no cuentan con un organismo interno que proteja y garantice los derechos y libertades; en tales circunstancias, la Asociación de Policías y Militares Dominicanos, Activos y Retirados, APODOM, prodignidad y derechos de todos los veteranos, está llenando ese espacio sirviendo como poder fáctico y cumpliendo esa misión. Para ayudar y facilitar dicha tarea solicitamos y a la vez ofrecemos apoyarlo a recuperar la moral y espíritu de cuerpo perdidos en el seno de la gran mayoría de los miembros de la institución policial, en ese sentido, estamos dispuestos a cambiar las protestas por la mesa del diálogo para fortalecer la institución y mejorar la seguridad pública.
La realidad y parte del problema de la inseguridad, es que nunca se cumplieron las derogadas leyes, No. 6141 y la No. 96-04 ni se cumple la ley No. 590-16, y a un año de promulgada, aún, no tiene reglamento de aplicación, ni se han decretado los más de veinte reglamentos propuestos por dicha ley. Debemos aclarar, la nueva ley 590-16, ha sido un retroceso y con muchas violaciones de derechos y prerrogativas conquistadas en la ley 96-04.
El diputado oficialista Elpidio Báez que impulsara dicha ley 590-16, hoy acepta su Mea culpa, proponiendo derogar o cambiar con otra nueva ley propuesta algunos artículos, es de rigor entender que esta ley 590-16, es la principal causa de debilitamiento institucional y de la desmoralización en casi la totalidad de los miembros que conforman el cuerpo policial.
Es apremiante desmilitarizar a la Policía Nacional y “despolicializar” las Fuerzas Armadas. Muchos jefes militares, políticos y empresarios con intereses en la seguridad privada son en estos momentos la principal amenaza a la institucionalidad policial y a la misma seguridad pública. Es tiempo de recuperar la plaza de POLITUR y la Superintendencia de Seguridad Privada.
En 81 años no hemos sido capaces de ver y tratar como seres humanos a nuestros policías. Esperamos e invitamos a los nuevos incumbentes, Jefe y Subjefe Polical, a cásense con la gloria, sentando un precedente a favor de la dignidad de los policías, iniciando la revolución necesaria para conquistar la confianza ciudadana, reivindicando el lema "Todo por la patria".
El Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1, coloca a la Policía Nacional como una institución relacionada. Nuestra institución policial y sus servicios prestados son y debe ser mucho más que eso. La misma, debe estar integrada como parte de todas las políticas, planificación estratégica y operaciones en general de nuestro sistema de emergencias 9-1-1.
Artículo 5, ley 590-16, “La Policía Nacional tiene por misión lo siguiente:
1) Proteger la vida, la integridad física y la seguridad de las personas; 2) Garantizar el libre ejercicio a los derechos y libertades; 3) Prevenir acciones delictivas, perseguirlas e investigarlas bajo la dirección del Ministerio Público; 4) Preservar el orden público; 5) Velar por el respeto a la propiedad pública y privada;
6) Prestar el auxilio necesario al Poder Judicial, al Ministerio Público, y a otras autoridades para el cumplimiento de la ley y el desempeño de sus funciones;
7) Promover la convivencia ciudadana; 8) Colaborar con la comunidad en la identificación y solución de los problemas de seguridad ciudadana, a fin de contribuir a la consecución de la paz social.”
Las 135 páginas que teorizan el plan estratégico de la Policía Nacional, proyectado hasta el 2030 se resume en el Sistema de Gestión Integral: “Cultura Organizacional Cultura y Gestión de la Calidad. Direccionamiento Estratégico. Gestión de Procesos y Gestión del Talento y Desarrollo Humano. Gobernanza y Desarrollo Institucional. Calidad del Servicio Policial. Desarrollo Humano. Educación y Capacitación del Talento Humano. Transformación de la Cultura Institucional.”
Con toda firmeza puedo afirmar que este plan ni la ley 590-16 conectan con la realidad institucional, no se conoce, no se aplica ni se dispone de los recursos para ejecutarse.
En los planes anunciados tradicionalmente en estos temas de seguridad pública y reforma policial, no han sido tomado en cuenta la participación interactiva de la sociedad en su conjunto; principalmente académicos y expertos junto a las universidades. Quizás, por esta exclusión no hemos conseguido los éxitos esperados.
Los nuevos incumbentes, deben iniciar el desarrollo de un plan integral sistematizado entre todos los actores de instituciones estatales, con la participación interactiva de cada una de las comunidades o sectores sociales; sin exclusión alguna. Yo humildemente me ofrezco para sumarme a ello.
Es oportuno que las nuevas autoridades policiales destaquen su liderazgo y conquisten la voluntad política de parte del Gobierno Central, para disponer de dicho Plan con recursos materiales y económicos suficientes. Elaborar un presupuesto adecuado, viable, transparente y sustentable, por cada año fiscal tomando al policía como el centro de la misión de grantizar la seguridad pública.
La seguridad es un derecho insatisfecho y lógicamente es la primera demanda de la población, así lo revelan todos los estudios y encuestas nacionales e internacionales. Por ende, si los policías son el principal recurso para garantizar dicha demanda de seguridad pública se debe apostar a la optimización de dichos recursos humanos policiales. Razones por lo que se debe designar el mejor general al frente de la dirección de recursos humanos y que el mismo no esté distraído con duplicidad o triple funciones, como hay muchos casos en la actualidad que deben corregirse.
El eje central de todo servicio público es el ciudadano, la gente, la seguridad debe ser, equitativa e igualitaria para todos y sin privilegios. Se urge descontinuar el ser servil con obediencia ciega “al Jefe” o “a quien dirige” en los grupos de poder, sean del sector público o privado. Todos los funcionarios juran cumplir y hacer cumplir la ley, pero no lo hacen.
Parecería una comedia que nuestros policías deben desayunar, comer y cenar con RD$240 pesos por mes de labor y no tienen horario defino por jornada. Los policías mal pagados, mal tratados, mal vestidos, mal equipados, sin medicina, con hambre, excluidos, discriminados y tratados como parias, no se sentirán parte de la sociedad y sus comunidades. Y mucho menos sentirán el compromiso como funcionarios responsables de hacer cumplir la ley para prevenir los crímenes, delitos y violencia en todas sus manifestaciones.
En 81 años no hemos sido capaces de ver y tratar como seres humanos a nuestros policías. Esperamos e invitamos a los nuevos incumbentes, Jefe y Subjefe Polical, a cásense con la gloria, sentando un precedente a favor de la dignidad de los policías, iniciando la revolución necesaria para conquistar la confianza ciudadana, reivindicando el lema "Todo por la patria".
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El autor es militante Verde. Además, miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares, Activos y Jubilados Dominicanos, APODOM, ProDignidad y Derechos para todos los veteranos.