No sabemos hacia donde vamos, hasta que no llegamos; el camino suele ser muy sinuoso, con curvas que no advertimos  lo que nos pasara, pero pasarán inevitablemente cosas que no esperábamos sucedieran. Algunas para bien de nuestra meta y los deseos que tuvimos en mente con tanta pasión, otras que desviaron nuestros propósitos y enrumbaron la vida por un sendero desgraciado e infeliz.  Con algunos compañeros del bachillerato este axioma se cumplió en dirección nefasta y en otros en sentido positivo y de encuentro satisfactorio.
Me viene a la mente a un compañero de aula de nombre J. que  daba denotación de semi-idiota, sin embargo era muy inteligente y origen campesino, con su proverbial sencillez y hablar pausado, dominaba muy excelentemente todas las asignaturas en Primero y Segundo del Bachillerato en Liceo Francisco Henríquez y Carvajal. El personaje irrumpía con gallardía y modestia, en su condición de cristiano católico,  corregía el procedimiento aplicado por el profesor de Álgebra que al llenar la pizarra para el despeje de una ecuación , el brillante estudiante le exponía un corto protocolo más entendible para nosotros, no tan amigos del Álgebra. Demás esta decir que el profesor G. dominaba la materia con aptitud asombrosa y nadie se atrevía a modificar sus pasos pedagógicos, amén del bello dibujo de números y letras con que pintaba la pizarra. ¡ Era un verdadero Maestro¡. J. se fue al Seminario y venía en ocasiones con la Biblia en manos a sermonear, lo tomo con exacerbada pasión que se revirtió en locura y posteriormente me informe de su muerte a temprana edad. Perdimos a un futuro gladiador de las letras o la ciencia.
Me atrapa un distinto personaje en esos mismos años de juventud inquieta y devoción radical, que con su doctrina al hombro pertenecio y guió en la Provincia Sanchez Ramírez los embates anti-balagueristas con fervor espartano; se batía por sus ideas marxistas, como tanto con las armas en defensa de su integridad, tal como le sucediera en La Vega, de donde escapó milagrosamente. D. recluto  a un núcleo de jóvenes que le seguían por sus discursos, sus claros propósitos y su valentía riesgosa: no conocía el miedo y supe enfrentarse a la policía que consideraba balaguerista como los demás. Fue mi compañero de aula y me inicio en la lectura del marxismo prestándome la obrita de Víctor Afanasiev, Introd. A la Filosofía Marxista y luego Crisis de la Democracia en América, de Juan Bosch. Fue el modelo de joven doctrinario con ardientes principios que atraía a los más jóvenes decepcionados de la incipiente democracia dominicana.
Ese joven cotuisano vivía constantemente en la clandestinidad, a tal punto que cuando fundamos en octubre de 1968 la Asociación de Estudiantes Universitarios Cotuisanos, con 42 participantes en el Club Obrero desaparecido, el no pudo tomar la Secretaria General ni asistir, entonces lo elegimos Su- Secretario y asumí la primera Secretaria General, con su sigla ASESARA, que luego se modifico. Con el tiempo el paso a formar fila con el PRD bajo la influencia de los Sánchez Baret, que al perderse el Gobierno  y retornar Balaguer en 1986, enfilo a Estados Unidos , la Nación que el más combatió por su condición imperialista.
Tuvo algunos graves inconvenientes con las leyes norteamericanas y regresa clandestino al País, repitiendo sus andanzas pasadas, y fue sorprendido al visitar su ciudad a causa del fallecimiento de su sufrida madre, ubicado su identidad y hecho prisionero, encontrando la muerte trágica  en misteriosa situación en el propio Palacio Nacional de la Policía, cuando intentaban trasladarlo en extradición a Estados Unidos. Fue un revolucionario de toda una vida, equivocado, o no, cometió debilidades que lamentamos con ángustia penosa lo que le tratamos con fervor y familiaridad.