La celebración de los 151 años de la gesta de la Restauración y el reciente bicentenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte son motivos suficientes para que los dominicanos retomemos la revisión crítica de nuestra historia. Ambos hechos marcan dos supuestas independencias, pero la única Independencia del Pueblo Dominicano del régimen colonial de más de 300 años, fue la Independencia del Pueblo Dominicano del Estado independiente de la parte española de Haytí, declarada por José Núñez de Cáceres, el Primero de Diciembre de 1821. El 27 de febrero de 1844 fue anunciada la separación de Haití de la República Dominicana y Juan Pablo Duarte fue el fundador e ideólogo de la declarada dominicanidad.
Esta propuesta está contenida y justificada en mi artículo Excomunión del Padre de la Patria Juan Pablo Duarte y sus consecuencias. El mismo es un artículo “peer review” por historiadores de la UASD y del Archivo General de la Nación, y publicado en la Revista ECOS No. 12, órgano del Departamento de Historia de la UASD. El número está dedicado a Juan Pablo Duarte y los artículos fueron revisados de forma anónima, para evitar juicios exógenos al contenido de los textos.
Soy socióloga, no historiadora, y creo que muchos de los obstáculos que tenemos para comprender nuestra historia tienen su origen en dos causas. Por una parte la visión microscópica con que esta se analiza, sin contextualizarla al interior de eventos originados fuera del territorio patrio, y por otra parte por la politización interesada de la interpretación de los hechos sociales.
Esta politización se debe al poco desarrollo de las ciencias en nuestro país, a todos los niveles de la población, y al ejercicio autoritario del poder político-religioso. Este último obstaculiza el desarrollo de la institucionalidad instrumentalizando los poderes para intereses personales; con el agravante de que se extiende no solo al interior de las organizaciones estatales y de servicios públicos, sino de gremios, asociaciones de profesionales y universidades.
Por esa razón, los hechos históricos inconvenientes son silenciados, como lo es en la interpretación oficial de nuestra historia la excomunión de todos los opositores del Gobierno de Pedro Santana, declarada en la Carta Pastoral firmada el 24 de julio de 1844. Este hecho es trascendente, porque asumió la agenda de la Iglesia Católica de anexar la ex -colonia española a Francia y porque dio luz verde a la persecución y el exilio de Juan Pablo Duarte, su familia y compañeros, y a la sentencia a muerte de María Trinidad Sánchez y otros patriotas. Pero especialmente porque explica, por qué la construcción de la nación dominicana cayó en manos de dos dictadores, Santana y Báez, y no de Juan Pablo Duarte y los Trinitarios. Y explica además porqué la injerencia de la iglesia Católica Romana en los asuntos del Estado y en la utilización sin rendición de cuentas del tesoro nacional, en vez de disminuir con el desarrollo de la democracia, sigue en aumento.
…los hechos históricos inconvenientes son silenciados, como lo es en la interpretación oficial de nuestra historia la excomunión de todos los opositores del Gobierno de Pedro Santana, declarada en la Carta Pastoral firmada el 24 de julio de 1844.
La Academia de Historia Dominicana ha permitido que un dictador (Ulises Heureaux) determinara que son tres los padres de la patria, que se niegue la verdadera Independencia de 1821, y que se desconozca en los textos escolares la oposición de la iglesia Católica a Juan Pablo Duarte. Oposición fundamentada en la objeción de la iglesia a que el pueblo dominicano fundara un Estado soberano. Ante el temor a las invasiones haitianas, buscó la anexión primero a Francia y luego a España.
La Independencia de 1821 fue anticlerical, como lo fueron las Independencias de otros países Latinoamericanos debido a la alianza del clero español con la nobleza y Corona de España. Presento documentos originales en mi artículo que sustentan esta posición. Las preguntas sobre nuestra historia deben partir de las incongruencias que observamos en la historiografía tradicional y de la ignorancia. Afortunadamente, estudios recientes sobre las independencias latinoamericanas revelan que éstas tuvieron una causa externa: fueron el resultado de las guerras Napoleónicas, y la organización de las Cortes Generales de España en 1813.
Alfredo Ávila, en su artículo Las revoluciones hispanoamericanas vistas desde el siglo XXI, publicada en la Revista de Historia Iberoamericana, Año 2008, Vol. 1, No. 1, pp. 10-39, nos recuerda que los relatos patrióticos de las “guerras de independencia” han sido cuestionados en el pasado, pero no fue hasta las décadas de 1980 y 1990 cuando “irrumpió un número verdaderamente importante en ese sentido. Las obras generales (como las de Tulio Halperín, François-Xavier Guerra y Jaime Rodríguez) han sido decisivas para dar a conocer algunas interpretaciones que pueden servir como guía para el estudio en cada una de las regiones de América Latina”.
Creo que para conocer nuestra historia, todos debemos retomar los métodos elementales de las ciencias; toda investigación comienza con una pregunta. Es decir, buscamos la verdad de algo que desconocemos, y los textos escolares deben de comenzar con preguntas, no con respuestas. Por ejemplo:
La Independencia de las Trece colonias inglesas del Nordeste americano se alcanzó con mucha anterioridad a las independencias de las colonias Españolas en América. Y esto a pesar de que interiormente estuvieron más diversificadas: sus inmigrantes llegaron de diferentes regiones de Europa, con diferentes idiomas, culturas y religiones, declararon el 4 de julio de 1976 la independencia de la República de los Estados Unidos de América.
¿Acaso no fue ese el sueño de Simón Bolívar para la América Latina? ¿Por qué mientras España inició su expedición en 1492 y los ingleses no tomaron la colonización con seriedad hasta el año 1600, la Independencia de las colonias Inglesas fue más rápida que la de las colonias españolas y las colonias no se fragmentaron en estados independientes? ¿Cuáles factores impidieron la unidad de las independencias de las colonias Españolas? ¿Cuál o cuáles otros factores pueden explicar esta aparente paradoja entre el hemisferio norte y sur del continente colonizado por los europeos?
En conclusión, en vez de libros de textos pontificando sobre lo conocido, el rol de todo científico, docente y estudiante es cuestionar “verdades”. La educación del futuro es multiplicar en un millón de aulas, la voz de un/a docente magistral, que sabe como motivar y despertar la curiosidad innata de los niños para que ellos aprendan a construir conocimientos; no ha repetir de memoria lo que otros han construido. Cada generación necesita ser educada para el futuro. Necesita comprender y encontrar su misión en su comunidad, su nación, y el mundo en que vive.
Si la educación dominicana no supera la brecha digital y da un salto cualitativo con sus docentes, seguiremos domesticando y no educando, parafraseando a Paulo Freire; y esto aunque la tanda sea extendida y los estudiantes sean alimentados tres veces al día. Este salto tampoco será posible si los científicos sociales persisten en enseñar dogmas, no textos orientados al cuestionamiento y la investigación, y los administradores de la educación ponen en primer plano administrar clientelismos políticos y religiosos y beneficiar económicamente a la industria de producción de libros de textos. Este gasto desproporcionado contrasta con la tecnología que permite subirlos al Internet y usar el dinero en un laptop por estudiante. ¿Será que ni el Estado ni la Iglesia quieren poblaciones informadas?
Leer aquí la carta Pastoral de 1844:
http://argeliatejada.blogspot.com/p/carta-pastoral-de-julio-de-1844.html).
Leer aquí la Declaración de Independencia del Pueblo Dominicano:
http://argeliatejada.blogspot.com/p/declaratoria-de-independencia-pueblo.html