Muchos dominicanos aún ignoran qué se celebrará el próximo 16 de agosto y el por qué se conmemora esa fecha.

Ese día se celebrará el 155 aniversario de la Restauración de la República Dominicana, fecha en que nuestra nación se liberó del imperio español, volviendo a ser libre y soberana, tal como lo soñó, ideó, luchó y se sacrificó el fundador de nuestra nación, el Patricio Juan Pablo Duarte Diez.

Según la Real Academia de la Lengua Española, restaurar significa: reconstruir, reponer, restablecer, rescatar, reparar, recuperar, recobrar, readquirir, volver a ser u obtener lo que alguna vez fuimos o tuvimos.

La independencia de la República Dominicana, lograda a base de sacrificio, fuego, sangre, sudor y lágrimas el 27 de febrero de 1844, fue usurpada, mancillada, malograda y entregada por el caudillo Pedro Santana, el 26 de marzo de 1861, cuando por voluntad propia decidió anexar la República Dominicana a España, convirtiéndonos de nuevo en una colonia de esa potencia europea.

El 16 de agosto 1863, después de encarnizadas batallas, un puñado de valientes y fervorosos patriotas, encabezados por Gregorio Luperón y entre los que se encontraban: Ramón Matías Mella, Fernando Valerio, Benito Monción, Santiago Rodríguez, José María Cabral, Gaspar Polanco, Pedro Antonio Salcedo, Cayetano Germosén, Marcos Trinidad, Benigno Filomeno Rojas, Basilio Gil, José Cabrera, José Contreras; Francisco del Rosario Sánchez, María Trinidad Sánchez y Antonio Duvergé (fusilados); José María Imbert, Antonio Pimentel, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Francisco Bonó, Carlos Lora, Ulises Hereaux, José Antonio Hungría, Olegario Tenares, Eugenio Perdomo, Alfredo Detjén, entre otros, decidieron ponerle fin a la anexión y devolverle a nuestro país su soberanía e independencia, al derrotar al poderoso ejército español.

Pero si bien es cierto que en materia de soberanía somos libres e independientes y que hemos tenido grandes avances en muchos aspectos, aún no nos hemos liberado del flagelo de la: delincuencia, de la inseguridad, pobreza, inversión de valores, falta de aplicación de una verdadera justicia, ignorancia, corrupción, tanto pública como privada; del: enriquecimiento ilícito, lavado de activos y el narcotráfico; endeudamiento externo, entre otros.

Necesitamos restaurar la falta de transparencia y la rendición de cuentas de nuestros funcionarios públicos; la confianza, la esperanza y la fe perdidas en nuestro país; el respeto a las leyes, a las autoridades, a los recursos naturales y al medio ambiente; los valores y símbolos patrios, la defensa de nuestra frontera, los valores y los principios morales; el pudor y las buenas costumbres.

Necesitamos, en fin, restaurarnos nosotros mismos, para de esta manera, poder restaurar nuestras instituciones públicas, a los distintos poderes del Estado, y por consiguiente, al país que tanto queremos.

Si cada de uno de nosotros cambia de actitud y actúa correctamente, cumpliendo siempre con todas nuestras obligaciones y con nuestros deberes ciudadanos, contribuiremos a cambiar el país y tal vez, al mundo.

El autor es Contador Público Autorizado, Máster en Relaciones Internaciones y ex Diputado