Recibí en consulta a un hombre de 55 años referido de su lugar de trabajo por supuestas ideas suicidas. Su última pareja acababa de terminar la relación y él amenazaba con matarla y quitarse la vida. La empresa me contacta para hacer una intervención en crisis.
El principal recurso para situaciones como éstas es el apoyo y la supervisión familiar como vínculo primario de los seres humanos. Las empresas, los compañeros de trabajo, los amigos y el personal de salud hacen una intervención puntual, pero en un contexto como el que tenemos en el país, es a la familia a la que corresponde estar a cargo para evitar una tragedia.
En este caso, cuando inicio la exploración para intentar tener un brazo largo en su contexto familiar el caballero me dice que no hay ninguna persona que lo pueda acompañar en este proceso; me dice que tiene 18 hijos e hijas de diferentes madres, pero que no cree que ninguno esté dispuesto a ayudarle en este momento.
Este señor solo está cosechando su siembra, su triste y pobre siembra que no le ha permitido recoger ningún fruto
Está en una situación económica tan precaria que no tiene dónde vivir, qué comer, ni cómo echar un galón de gasolina al vehículo. Sólo cuenta con el apoyo de la empresa donde trabaja en la que recibe un buen salario, si lo comparamos con el de la mayoría de los empleados dominicanos, pero la desorganización financiera es tan grande que por los descuentos, producto de las deudas, no le queda prácticamente nada de su ingreso mensual.
Intentando revertir una situación difícil en una posibilidad de crecimiento insisto con el paciente para que haga un contacto con alguno de sus hijos; muy despacio y con dificultad identifica dos a los que podría atreverse a solicitarle ayuda, se lo asigno de tarea para la siguiente sesión con la esperanza de que incluso se integren a la terapia.
Cuando lo vuelvo a ver y le pregunto el resultado de su gestión sus palabras fueron: "contacté a dos y me dijeron que así como ellos pudieron sobrevivir cuando yo los abandoné, ellos estaban seguros de que yo saldría de esta situación sin la ayuda de ellos".
Frente a esta respuesta me quedé sin palabras, es una respuesta muy dolorosa, pero muy real. Este señor solo está cosechando su siembra, su triste y pobre siembra que no le ha permitido recoger ningún fruto.
Estos 18 seres humanos que el trajo al mundo han de tener esta marca, que posiblemente ya de adultos tienen la posibilidad de dar esta respuesta, pero que durante toda sus vidas el vacío por el abandono paterno pudo haberse manifestado de 18 dolorosas formas diferentes y que de seguro tuvo consecuencias emocionales particulares en cada uno.
Al terminar la jornada de trabajo del día solo pensé en la cantidad de niños y niñas dominicanos que están hoy sufriendo por el abandono paterno.
@solangealvara2