La República Dominicana ha pasado de ser un país de renta baja a media, así lo confirman los indicadores macroeconómicos que nadie discute. ¡Somos Ricos!

Otra cosa es la inexistente distribución de ese crecimiento económico, punto en el que también estamos de acuerdo, pues las profundas y empeoradas brechas sociales están a la vista de todos.

Debemos empezar a considerar la cooperación internacional como recurso de asistencia fuera del gobierno en la reducción de esas brechas insondables y vergonzosas para un país que en los últimos años ha tenido un crecimiento económico sostenido, y abordar la autosostenibilidad como salida.

La cooperación internacional nunca ha sido ni será gratuita. Tiene mucho que ver con intereses vinculados de manera muy estrecha con la agenda política internacional del país donante, con negocios o la dirección geoestratégica del momento. Si bien muchos donantes no tienen que ver con lo que el país dice o exhibe a la hora de destinar sus ayudas, otros como los escandinavos, sí exigen estándares.

En República Dominicana tenemos un entorno habilitante con la Estrategia Nacional de Desarrollo, que establece: “La ayuda oficial al desarrollo que reciba la República Dominicana deberá estar orientada a apoyar la consecución de los Objetivos de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, y armonizada entre los distintos cooperantes a fin de elevar su eficacia, eficiencia y transparencia”. Resulta, que a veces los donantes son quienes imponen su agenda de desarrollo.

Tanto la cooperación multilateral como la bilateral han disminuido, no sólo en República Dominicana, en la región latinoamericana ha ocurrido la reducción importante de la presencia de agencias internacionales de desarrollo.

El caribe hispano tiene actualmente un nuevo enfoque desde la perspectiva de los intereses políticos internacionales. República Dominicana, con cifras macroeconómicas envidiables y sin sobresaltos políticos aunque con las brechas antes indicadas, – su vecino Haití paradigma del fracaso de la cooperación internacional en ése país, aún continúa como gran destinatario de las ayudas – . Puerto Rico, en grave crisis económica ha tenido que llamar a EEUU a su rescate; y Cuba, que literalmente está de moda. La Habana pasó de un ostracismo y singularidad política, a ser pasarela atractiva hasta para los modistos internacionales.

El hecho de que ésta zona del mundo no tenga el interés político de otros tiempos, tiene que ver con la reducción de la cooperación internacional.

La situación de crisis en Europa es cada vez más difícil para solicitar recursos externos de cooperación. Situaciones internas de pobreza, terrorismo, y un problema migratorio subsahariano importante, la obligan a invertir sus recursos en esa zona. La bonanza ha terminado.

Los cambios son irreversibles, hay que mirar hacia la sostenibilidad a partir de la Responsabilidad Social. Las brechas deben ser completadas por las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). Estamos compelidos a una apuesta a la sostenibilidad con fondos nacionales ante la reducción cada vez más acentuada de la cooperación internacional.