La salud colectiva es cuestión de educación. Los funcionarios competentes, apoyados por el gobierno, deben encargarse de proactivamente mantener a la población, desde los más jóvenes hasta los mayores, actualizados y competentemente informados sobre las distintas medidas preventivas que siempre deben ser tomadas en cuenta para disminuir los brotes estacionales que año tras año afectan a la población.
Cuando se incluye en esa ecuación un virus como el COVID19, cuyo potencial todavía se mantiene sorprendiendo a los más duchos en la materia, países como el nuestro, con un débil sistema de salud y una tendencia a la irresponsabilidad gubernamental, se deben considerar de altísimo riesgo para la región.
Nuestro objetivo con el presente artículo es dual. Por un lado, denunciar que el Estado no está cumpliendo con su labor de adiestramiento, qué sorpresa, ya que no mantiene una comunicación activa con nosotros, el pueblo, donde pueda ir educándonos preventivamente, informarnos de las novedades vinculadas al virus y, mucho menos, cuales medidas de prevención real y efectivamente se están tomando. No basta con formar una comisión (como siempre se hace) o iniciar una lluvia de compras “de urgencia” donde también sabemos el resultado eventual. No basta con publicar tímidamente en su portal web instructivos traducidos, en inglés y español, si la traducción práctica de los mismos la ignora la mayoría de la población, sin contar la que no tiene acceso al internet.
Lo ideal fuese que, igual como se hace con el desmesurado gasto en la campaña electoral, donde en youtube, Instagram y las calles de la RD podemos ver de manera constante la cara de nuestros candidatos, así mismo puedan hacer llegar las informaciones necesarias en materia de salud pública.
Por el otro, comentar “al aire” que el COVID19, al tener un ritmo de contagio elevado y, además, aparentemente mantenerse latente incluso luego del alta, conjugado con el terrible manejo preventivo de nuestros gobernantes, nos obligará como individuos a ser más conscientes y aprender, por nuestros propios medios, como tratar de luchar con esa avalancha que se acerca.
El virus no presenta un índice de mortalidad tan alto como otros más peligrosos, pero su versatilidad en el contagio hace que, con el aumento increíble de infectados, ese relativamente bajo porcentaje se traduzca a números considerables, más en la población generalmente vulnerable.
Como sugerencia para nosotros, la Organización Mundial de la Salud mantiene actualizado una página web donde, de manera simple, bajo la fórmula de preguntas y respuestas, puede aterrizarnos las ideas básicas sobre el COVID19. Compartamos ese vínculo a todos nuestros conocidos, vamos a asumir nuestro rol como pueblo y no esperemos que sea diagnosticado el primer caso, pues probablemente ya cuando eso ocurra, será muy tarde. También colocamos el vínculo colgado en el portal de Salud Pública, el cual se nutre de distintas fuentes y resulta muy útil a los fines correspondientes, además de que en dicho directorio también colocan documentos relevantes.
Y como sugerencia a nuestro Ministro de Salud Pública, y Gobierno como tal, entendemos deben utilizar la misma fórmula publicitaria que manejan a nivel de promoción de candidaturas en todos los medios, con informaciones básicas de cómo debemos reaccionar ante el riesgo latente. Deben llevar esta información al pueblo, no esperar que el pueblo la busque o que por osmosis se reciba en las redes sociales.
Además, elegir públicamente una vía “oficial” de información donde el pueblo pueda mantener la atención. Normalmente los interlocutores son muchos y las vías inconsistentes.
El virus, si no ha llegado a territorio nacional, lo hará en cualquier momento. Vamos a prepararnos.